Me quede unos días extra en Trondheim para preparar mi llegada a la capital de Noruega. Hay momentos de que parece que estás predestinado a que te pasen cosas inolvidables, pero lo inolvidable no es siempre gracioso, o por lo menos no lo es en el momento que está pasando. Porque si digo que parecía un pez desde mi salida de Trondheim hasta mi llegada a Røros estando en una terraza con una jarra de cerveza en la mano nos hará reír a todos. Pero cuando sientes que estás tan mojado que sientes que te estás transformando en un anfibio al estilo Kevin Costner en Waterworld no lo ves igual… por suerte, Røros es un buen lugar dónde esperar a que pase el tiempo 🙂
