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El camino que cambio mi vida
- 52 días fuera de casa
- 2 países recorridos
- 9 comunidades autónomas españolas
- del punto más al oeste al punto más al este y el punto más al norte
- 3399 kilómetros recorridos en bicicleta
- y de regalo los 2115m de altura del tourmalet…
Comienzo este post con la lista de puntos más importantes de todo el viaje, pero no es la lista más importante para mí. Estos puntos informan solo lo que «la gente normal» es decir todos nosotros cuando no hemos hecho nada parecido, ni vivido una experiencia similar en la vida. Simplemente es lo que podemos llegar a entender de un gran viaje.
Comienzo así un poco duro con todos pero sobretodo conmigo mismo porque lo he sido durante muchísimos años y ahora, después de la experiencia, quiero explicar a todos aquellos que son como lo fui yo, que los viajes no se pueden medir con kilómetros, ni en cuantos lugares estuvisteis, que la felicidad no se encuentra en un aparta-hotel al lado del mar junto a la casa de Dalí. Todos somos víctimas de esta sociedad hipócrita que medimos el bienestar con dinero al igual que lo hacemos con todo el resto de cosas en nuestras vidas. Comienzo así para llamaros la atención, para deciros que he visto como una familia acoge un desconocido y le da de comer y yo era el beneficiado de la historia, que después de cinco minutos he conseguido un amigo que después de los días se ha preocupado para saber cómo estaba y si necesitaba ayuda. Ahora quiero agradecer a todos los que me han enseñado el valor de la humanidad escribiendo la parte más importante desde un punto de vista diferente al que estamos acostumbrados, espero ser capaz de expresar algo tan difícil como son las experiencias que se tienen en el camino.
Arriba – Parte 1 – Parte 2 – Parte 3 – Parte 4 – Parte 5
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Primera parte
Yo salí desde mi casa el lunes 6 de agosto del 2012 desde mi casa. Era un buen chico con ganas de desconectar un poco de todo lo que me rodeaba y ver si conseguía un poco de trabajo que falta hace con los tiempos que corren.
¿¿Los motivos ?? Desconectar de todo. Cada peregrino tiene sus propios motivos pero el mío creo que al final ha sido el más utilizado a pesar que al salir de casa creyese que era único, está claro que no. Lo que sí que creo es que probablemente si fuese el único en estar poco informado tanto del trayecto que tenía que seguir (decidí ir por nacional y carreteras secundarias o muuuy secundarias hasta Jaca y a partir de ahí preocuparme de preguntar por donde tenía que ir) al igual de como pasar las noches y donde es el mejor lugar. Por supuesto ni me planteé como regresar a casa, eso ya lo decidí en el mismo Santiago.
Mi consejo es que estar un poquito más informado te hace disfrutar un poco más de los lugares que visitaras pero si te informas demasiado y antes de llegar ya sabes lo que te encuentras pierde todo el sentido de la aventura así no tiene gracia el camino bajo mi punto de vista, hay que saber equilibrar la balanza.
Lo primero que se tiene que hacer es plantearse una ruta diaria para saber hasta dónde llegaras y así poder informarte si hay alojamiento o no. El primer día caí en la primera norma fundamental, sufrí el tener que pagar una habitación doble en un hotel de dos estrellas situado en Collsuspina. Por suerte para mí se regatear o mejor dicho, llorar y caerle bien al personal. De 48 eurazos que me costaba en el inicio conseguí rebajarlo a 25€ que de todos modos fue el alojamiento más caro de todo el camino (exceptuando Cadaqués).
La segunda norma fundamental (podría ser perfectamente la primera) es nutrirse bien desde el principio hasta el final. No puedes quedarte sin agua ni sin comida o algo que te aporte un poco de calorías al cuerpo como una simple barrita energética (yo aconsejo estas galletas que vienen dos con chocolate en el centro como las «príncipe»). Esta vez me tocó sufrirlo el segundo día de viaje a falta de ocho kilómetros de Calaf. Mi idea era parar a comer a medida que fuese encontrando pueblos y así no ir cargado con comida pero cuando me entro el hambre ya era demasiado tarde. Los consejos de todos los que encontré fue que volviese a Rajadell pero mi testarudez hizo que continuase avanzando hasta conseguir mi primera «pájara» del viaje. Por suerte dicen que aprender es de sabios y a partir de ese momento fui un poco más. Así aprendí que mejor cargar con un poco de comida y pararte a comer cuando el cuerpo te lo pida que para héroes esta lleno el cementerio. Los resultados de esta «pájara» como se le llama en el largot ciclista a una bajada de azúcar para nosotros o hipoglucemia para entendidos… (al ser humano le encanta complicarse la vida) estos son los resultados físicos, en el viaje resulta que batí récords de lentitud, los últimos ocho kilómetros tardé dos horas en hacerlos y eso que el tramo no era muy complicado. Tuve que echarme en la sombra de un puente y después en la de un árbol varios minutos incluso dormir veinte minutos en la cuneta y ver cómo pasan los coches sin que nadie se pare a preguntar si estás bien… cuando me desperté de mi particular siesta del medio día empecé a buscar algo de alimento por el bosque (nota: siempre que necesites algo la naturaleza te lo da) y encontré unas zarzas con moras un poco verdes aún pero comestibles de todos modos ¡no dejé ni una!
La noche la pasé en casa de mi tío Juaquin en Cervera visitando familia una vez recuperado de todos mis males.
La tercera norma fundamental en un viaje de estas características es no abusar de tu fortaleza física hasta llegar al límite. Salí de Tarrega sobre las cinco de la tarde después de visitar a mi prima Jessica y como mis planes eran llegar a Lleida esa noche decidí tirar todo lo posible hasta llegar a casa de mis primos José y Sandra. Teniendo en cuenta que me estaban esperando no debería haber tirado tanto pero me encontraba en un momento físico y psíquico fuerte y decidí no desaprovecharlo. Según la ruta marcada tenía que hacer sesenta y cinco kilómetros (según google maps me salen cuarenta y ocho pero yo y no me preguntéis porque en el momento que plantee la ruta google y mi GPS del móvil me solicitaban pasar por unos pueblos perdidos hacía els Alamús que ahora no figuran ni como ruta alternativa) en definitiva, termine como siempre haciendo más kilómetros de los necesarios en dos horas y media, eso me da una media de veintiséis kilómetros hora teniendo en cuenta que iba con una rockrider con veinticinco kilos extra no está nada mal… (y sobretodo porque mi entrenamiento antes del viaje consistía en un par de salidas por la montaña y ya está) la verdad que al llegar en la periferia de Lleida tan rápido me subió los ánimos hasta las nubes, me sentía fuerte (sobre todo teniendo en cuenta el problemón del día anterior) confiado, ¡¡incluso me sentía atractivo!! Tan altos eran mis ánimos que entré en una gasolinera a comprarme una Coca-Cola, de la cual la dependienta (no penséis mal) se me puso hablar, teniendo en cuenta que en la calle estábamos todos pasando una ola de calor a casi cuarenta grados a las ocho de la tarde el hecho de estar hablando dentro de una corriente de aire fresquito por el aire acondicionado del establecimiento me confortaba de sobremanera así que le di cuerda a la conversación y aproveché esos minutos de gloria en relajarme pues ya solo me quedaba un par de kilómetros para llegar a mi destino. Al salir de la gasolinera intente avisar a mis primos por teléfono pero tenía el móvil sin batería en ese momento así que lo guarde y volví a subirme en la bicicleta, me sentía tan bien, tan feliz, joder mis planes eran perfectos teniendo en cuenta que los dos primeros días había sufrido por mi flojo estado físico ahora estaba rozando el cielo, comencé a pedalear y me tocó hacer un pequeño repecho de no más de diez metros, era la rampa para entrar a la gasolinera, decidí subirla con el plato grande porque me daba pereza cambiarlo y de repente… ¡CRACK! noto como mi rodilla derecha cruje, no sabía que pasaba, casi me caigo y del dolor me salieron un par de lágrimas, automáticamente me quedé sin fuerza en la pierna derecha y me toco continuar con la izquierda. Baje del plato grande al pequeño pues temía que la izquierda le pasara algo similar y busque una farmacia para ver como solucionaba el problema. Me aplique un poco de réflex en la rodilla pero solo sirvió para calmar un poco el dolor la fuerza aparentemente entro en huelga indefinida. Llegue a casa de mi primo y guardemos la bicicleta. En casa de mi prima me di una agradable ducha y volví aplicarme la crema esta vez en las dos piernas (nota: el réflex solo sirve en la zona afectada y como pre-calentamiento muscular antes del ejercicio) la verdad es que no volveré hacerlo, no solo conseguí una sensación de que mor en las piernas (incluso en la zona digna y eso que no aplique crema en dicha zona) sino que un aroma a menta me rodeaba por completo a mí y a todo los lugares por donde pasaba hasta el punto de hacer llorar los ojos, él bebe de mi prima lloraba cada vez que me acercaba, un momento cómico algo desagradable.
Al día siguiente después de descansar me sentía algo mejor pero notaba que no había recuperado del todo la pierna. Esta vez podía empujar el pedal pero me daba miedo volver a pasar lo de la tarde anterior así que salí de Lleida con mucha calma en dirección a Fraga. Por primera vez en mi viaje me metía en el camino oficial a Santiago al tener que desviarme por una senda en medio de las plantaciones de melocotoneros (por cierto muy ricos). Después de visitar a Judit hable con mi tío José para ver si se encontraba en su casa en Fonz y resulto que volvía a tener un destino a setenta kilómetros de distancia estando yo a las cinco de la tarde, le propuse de verlo al día siguiente pues no confiaba en mis fuerzas (me costó mucho hacer los veinticinco kilómetros de la mañana) pero él me convenció. Estábamos aún sobre los cuarenta grados y me tocaba pasar por una de las zonas más desérticas de España (menos mal que el desierto de los Monegros me quedaba a mano izquierda) esta vez el ritmo no era tan bueno ni de lejos y empezaba a oscurecer cuando llegué a Monzón. Llamé a mi tío para que me viniese a recoger a falta de diecisiete kilómetros para el final con la excusa de que se hacía de noche y no quería viajar a oscuras pero la verdad es que no podía ni con mi alma. Al día siguiente descanso y un poco de espeleología, sin duda fue un gran día.
El camino se muestra de diferente manera para cada peregrino y mis primeros cuatros días habían resultado ser muy duros. Jamás me plantee en abandonar pero tengo que reconocer que durante esos días temía no poder terminar el camino. El objetivo del sábado era llegar a Huesca y si podía un poco más lejos pues mejor pero volvía a estar fatigado y al llegar a Huesca al medio día decidí quedarme en el camping de la ciudad. La ciudad estaba de fiesta, iban vestidos algo similares a las fiestas de San Fermín pero con los pañuelos verdes sin duda una gran fiesta para pasarlo en compañía pero como iba solo pase de la fiesta y me fui al decathlon a comprarme un neumático trasero pues empezaba a estar considerablemente liso. Después de liarla un poco pues tanto la bicicleta como prácticamente todos los accesorios que llevo son de allí las alarmas empezaron a sonar y me toco desmontar y montar mi equipaje para nada. Fui al camping a descansar y recuperar fuerzas pues al día siguiente me quedaban otros setenta y pico kilómetros para llegar a Jaca.
El final de lo que yo considero la primera parte fue, en resumen, el primer momentazo del viaje. Probablemente no era lo que estaba pensando en ese momento pero ahora en frío me doy cuenta que por estas aventuras valen la pena los viajes. Mi primer objetivo era el asalto al monte de Monrepós. Todo nacional hasta llegar a Nueno. Allí, cojo la carretera antigua para llegar al túnel y me encuentro que está en obras, repleto de carteles con indicaciones estilo: «Peligro voladuras». Personalmente no me atrae la idea y decido seguir el cartel que pone «túnel cara norte», teniendo en cuenta que me dirijo al norte lo veo claro por donde tengo que ir y así cometí mi primer gran error del viaje. El camino se complicaba cada vez más con una cantidad de piedra suelta cada vez mayor por lo que complicaba la ascensión de sobremanera. Sufro la primera caída intentando subir una cuesta considerablemente empinada al tropezar con la rueda delantera con una de las miles de piedras. Por suerte no me hice daño aunque la pierna derecha me recordó durante un momento que mi rodilla continúa resentida. Continuo subiendo hasta conseguir hacer cima y es cuando entonces me empieza a perseguir un buitre. Volaba medianamente alto y haciendo círculos. Después de un rato circulando por la cima completamente solo y alejado de toda civilización llego en lo que en teoría es la cara norte del túnel. Solo había una torre eléctrica junto a una zona rodeada por una verja. Enseguida comprendí que la señal se refería al túnel que está en obras y no al que yo buscaba para llegar al Monrepós. Continuaba teniendo el buitre encima mío. Busco señal en el GPS del móvil y el cachondo dice que estoy en medio de la nada… distingo el norte gracias a la posición del sol y decido continuar por el sendero a pesar del desconocimiento que tenia de este. Desciendo por el camino tan difícil bajar como lo era subir, la bici no me hace caso con tanto peso en la rueda de atrás provocado por el equipaje, consigo esquivar un socavón enorme en medio del camino, ¡tan grande que cabría un coche entero! Había una arqueta de alcantarilla completamente descubierta, obviamente el agujero estaba provocado por el hombre… ¡podrían haber puesto una valla o una señal! Continuo hasta llegar a otro cruce, el buitre continua encima mío, al principio era divertido tenerlo pero ya empezaba a mandarlo a tomar por… cuando veo un pequeño pueblo debajo de la montaña, me dirijo a él, el camino se vuelve barranco e intento aflojar velocidad pero es imposible con tantas piedras sueltas y llego abajo con la rueda trasera bloqueada desde el principio. Al llegar me esperaba un cartel en el cual ponía: Bienvenido a Nueno…
Después de perder una hora y media en el parque del Guara le pregunto a un compi ciclista que pasaba en ese momento por casualidad y me indica que vuelva al inicio pero que no siga las señales. Con la ruta ya solucionada me toco subir mi primer puerto de montaña de importante, al llegar arriba te encuentras con una señal que te dice que estas a 1282m… Paro a comer y a descansar y vuelta a la rutina. Al llegar a Sabiñanigo pregunte por un camping para pasar ya la noche, pero me aconsejaban Benasque y para hacer más kilómetros en una dirección que no era mi ruta decidí terminar ese domingo en jaca y así comenzar al día siguiente con el camino oficial.
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Segunda parte
Los doce kilómetros que separaban Sabiñanigo de Jaca se me hicieron larguísimos. Así que el lunes lo dedique a visitar Jaca de arriba a abajo y a sacarme la credencial como peregrino, sí sí, lo habéis leído bien, hasta ahora no llevaba nada que indicase que estaba haciendo el camino de Santiago…
también fui a la farmacia, pille espray anti-mosquitos, ibuprofeno y una faja para la espalda pues me dolía cacho por la mochilita que llevaba a cuestas. También pregunte por las rodilleras que tenían pero el farmacéutico me aconsejo de utilizar correctamente el réflex y no forzar la rodilla.
En Jaca fue el primer lugar donde vi el primer cartel del menú del peregrino a 7,50€ estaba dicho menú… podría escribir un libro de porque estoy en contra del menú del peregrino y abrir una plataforma en facebook pero me conformare en decir por aquí que simplemente es un robo, he llegado a ver menú de peregrino a 12€… ¡que lo nombren menú del día y se dejen de sandeces!!
Al día siguiente monte el equipaje a la bici y me dirigí a la iglesia donde me saque la credencial para iniciar mi aventura por el camino aragonés. Empecé a perseguir las conchas o vieiras metálicas que estaban incrustadas en la calle y en la tercera calle ya deje de verlas. Pregunté a un buen hombre mayor y sin darme cuenta de mi forma de llamar a las conchas le dije: ¿perdone caballero llevo un rato persiguiendo pechinas y las he perdido de vista, sabe usted por donde continúan? por lo cual el abuelo que hasta entonces no me di cuenta de la pinta de payés que tenía me contestó: ¿persiguiendo qué?
Después de aclarar el asunto me indico que todo es «a allí» y me hizo un gesto con la mano. No quede muy convencido pero confié en él y después de dar varias vueltas encontré la siguiente pechina (aviso a partir de ahora será pechina hasta el resto de mis días) el camino me lleva por una tremenda cuesta que me hace bajar de la bici y empujar. Llego arriba sudando y me encuentro que tengo que bajar por una carretera, me subo a la bici y mientras desciendo me pongo a beber agua con el bidón en la mano derecha, veo que la carretera da un brusco giro a la derecha más o menos un
ángulo de 180 grados pero el camino sigue recto por un sendero que enseguida veo que se convierte en barranco, aprieto el freno delantero pues era la única mano que tenía libre y noto como la maneta se hunde hasta tocar manillar y la bici en vez de frenar acelera… me veo obligado a tirar el bidón por los suelos y a frenar de una manera muy brusca con
el freno trasero hasta conseguir pararme antes de salirme de la calzada ¡casi me mato! intente bombear varias veces el freno delantero por si cogía presión pero me fue imposible, al parecer entraba aire por alguna parte del circuito hidráulico. Continuo hasta llegar a Santa Cilia donde me doy un rodeo por la pequeña aldea, menos mal que era pequeña pues no encontraba la salida. Al final encuentro otro que como yo está haciendo el camino de Santiago en bici. Le doy caza y nos presentamos, se llama Carlos y el hombre es de Zaragoza. Yo encantado por tener algo de compañía nos dirigimos a Atesa para hacer la parada a comer. El camino me demostró que los soportes del trasportín que eran de alambres pues se rompieron previamente las bridas de plástico al salir de casa, no aguantarían mucho. Por la tarde ya, después de haber pasado por un ascenso bastante duro de siete kilómetros y quedarnos prácticamente sin aguan Carlos y yo nos paramos en Ruesta para conseguir agua. Nos encontramos con Andrés que al igual que nosotros también estaba haciendo el camino de Santiago en bici. Pregunta si puede unirse a nosotros y así comienza nuestra aventura los tres dirección a Sangüesa. En Sangüesa me encontré con el primer dilema. En realidad fue el único de esta índole en todo el camino a pesar que fuese perdiendo otros objetos como sandalias (perdí dos pares) o el cargador del móvil. Me robaron el neumático que me compre en Huesca. Supongo que al montar la tienda de campaña en el camping y poner todo el equipaje de la manera más rápida posible para ir al mecánico a que me arreglasen el freno delantero hizo que dejase el neumático fuera de la tienda y alguien amigo de lo ajeno se lo quedo… que le vaya bonito y se le reviente tres veces!!Al día siguiente nos despedimos de Carlos que tenía más prisa que Andrés y yo. Si creía que el día anterior había sido bueno es porque no sabía que me esperaba las horas y días siguientes…
Adelantare diciendo que esta formación (Andrés y yo) duró hasta Santiago!! (Tengo que admitir que en algunos momentos pensé que la bici de Andrés no llegaría al destino, amigo ¡esa bici se merece un monumento!) Y es que el primer día juntos y se cargó tres radios… yo por mi parte tampoco tuve suerte y rompí varias veces los alambres que sujetaban el trasportín ¡vaya dos! Creo que sin estos momentos el viaje habría sido mucho más aburrido. Nos desviamos a Pamplona para reparar las bicicletas pero era 15 de agosto… fiesta en toda España ¡y todas las tiendas cerradas! Esperamos al día siguiente y ya me cambie el neumático trasero de paso.
Viajar con Andrés fue una pequeña odisea de aventuras inesperadas. Subir el alto del perdón, el baño que nos dimos en
Torres del Río o la pelea inesperada del tabernero con el borracho que tuvimos que soportar aquella cálida noche de Logroño solo fueron las primeras. Aquel ¡¡OSTIA PUTA!! Al romper el pedal izquierdo te lo arreglo el mismísimo mecánico de Miguel Induráin en Estella. Aquellas dos horas perdidas esperando la vuelta ciclista España en Viana sirvieron para conocer a Griselda, una chica catalana que estaba haciendo el camino a pie. También conocimos a tres catalanes que después nos volvimos a encontrar en Belorado, viajaban el chico con su tío y una amiga suya que a la vez su tío era el entrenado de esta chica que resulta que es campeona de España de atletismo y tiene el récord de los 3.000m (no me acuerdo si lisos o con obstáculos) en definitiva, casi conozco toda sus vidas menos sus nombres!! Si alguna vez leéis esto espero que os pongáis en contacto conmigo porque me encantaría ponerme al día y ¡¡aprenderme vuestros nombres!! Mala manía la mía la de no preguntar…
Llegamos a Burgos con dos chicas Nadia y Marie, de Orense y francesa respectivamente. Visitamos a unos amigos míos, David y Sandra que nos llevaron a visitar la ciudad y fuimos a cenar a una sidrería. Gracias a Nadia nos enteramos que el albergue cerraba a las 22:30 tuvimos que atravesar andando toda la ciudad con el tiempo pegado al culo para recoger las bicis y el equipaje, volver a la sidrería y dormir en casa de David y Sandra. Valió la pena sin lugar a dudas.
De ahí partimos otra vez solos e hicimos parada en Carrión de los Condes donde nos encontramos con una mega fiesta loca montada por dos bares, todo un espectáculo a pesar del ruido que formaban. Al día siguiente batimos el récord de kilómetros por día, fueron 130, los primeros 17 kilómetros fueron en línea recta y los 12 últimos sin alforjas pues los llevaban en coche a casa de los padres de Helena, amiga de Andrés y ahora amiga mía. Todo un lujo poder disponer de amigos así. Al día siguiente reparamos las bicis por la mañana y por la tarde Helena nos enseñó León, una ciudad de visita obligada donde encontramos la casa botines construida por Gaudí, una catedral del siglo XIII en reformas y un buen barrio donde pasar el rato con el tapeo y una buena sidra.
Todo lo bueno se acaba y los días de descanso también así que nos despedimos de Helena
y su familia y volvimos a la carga con nuestras bicicletas. Al parecer conseguí hacer que las vibraciones que tenía en el manillar desapareciesen en un 90% así que estaba considerablemente contento. Paramos a almorzar en Astorga delante del palacio episcopal que hizo Gaudí, al parecer le he cogido el gusto de buscar edificaciones de Gaudí fuera de Catalunya. Después del pequeño descanso fuimos en busca de uno de los puntos míticos del camino francés, el alto del Ferro. Consiste en un puerto de montaña considerablemente duro donde en lo alto del todo encontramos una cruz de hierro donde la tradición nos dice que tenemos que coger una piedra, escribir o pedir un deseo y tirarla a la cruz. Todo es muy sencillo hasta que descubres que hay más de una cruz de hierro por el camino y que por circunstancias tú ya has tirado una piedra en la primera como otros tantos peregrinos que, antes de tu llegada, pensaron que esa primera cruz impostora era el alto de que todos llamaban Alto del Ferro. A pesar de todo tengo que decir que la segunda y por consecuencia la original, tiene muchas más piedras, neumáticos y recamaras colgando de la cruz, pintadas y anotaciones escritas deseando paz y buen camino a todos los caminantes que en la primera. Esto será supongo al gran trabajo de las guías que podemos comprar hoy en día, de los peregrinos que intentan ayudar un poco a futuros peregrinos.
Ascender tanto tiene cosas divertidas y eso se llama descenso. Lo mejor de la subida del Ferro es la bajada a toda velocidad persiguiendo un coche que minutos antes lo había dejado pasar. Por entonces ya había roto el freno trasero y solo iba el delantero así que me lo pase considerablemente bien. La bajada termina en Molina Seca, un pueblecito pintoresco donde poder parar a descansar pero nosotros continuamos hasta Ponferrada donde encontré el primer albergue para peregrinos a donativo.
Al día siguiente partimos del albergue y al poco rato adelantamos a una chica que la reconocí inmediatamente, la vi salir por la mañana una hora y pico antes que nosotros. Me llamo la atención entonces y después también. La adelanto y le doy el buen camino como hay costumbre entre peregrinos, acto seguido después de subir la cuesta espero a Andrés y acto seguido ella nos da una señal con la mano para que la esperemos. La pobre estaba agotada llevaba una hora y pico pedaleando perdida para llegar otra vez al pueblo y tener que empezar de nuevo y el destino hizo que nos encontrásemos los tres justo en el punto donde ella se equivocó. No lo sabía pero acababa de conocer a la segunda estrella peregrina del camino de las cinco en total que conocí. Recorrimos al final todo el día juntos, pasamos una pequeña aldea llena de vacas e hicimos la ascensión a O Cebreiro. Al llegar nos quedamos asombrados al ver aguanieve caer del cielo a 19 de agosto, sin palabras. Allí decidimos pasar la noche pero resultó que el albergue estaba lleno y no teníamos donde dormir. Pedimos permiso al cura para acampar en los terrenos de la iglesia y como Andrés no tenía un saco adecuado para acampar el sacerdote nos dijo que nos dejaría una manta así que quedamos a las 9 de la noche con él. Fuimos a ducharnos en el albergue y nos pusimos a charlar con unos peregrinos cuando nos dimos cuenta que ya eran casi las nueve. Fui el primero en preparar la bici y salir pitando para la iglesia pero al llegar ya estaba cerrada. Empezamos a buscar al cura por todos los rincones de la tierra. Estaba lloviendo, hacía un rato que ya no caía nieve, empezamos a aporrear a una puerta del edificio de al lado de la parroquia para ver si encontrábamos al hombre cuando se nos acerca una mujer rubia que en su juventud seguro que fue hermosa, empezó a echarnos bronca diciendo que estaba harta que los peregrinos se pasasen en el hotel o hostal que era ese edificio preguntando por el cura, etc, etc… Le explicamos nuestra situación y el problema con la manta y entonces ella nos escuchó con atención y su rostro expreso la mayor compasión que se pueda reflejar en una persona. Nos acogió en su casa después de una persecución al taxi que nos guiaba de noche y lloviendo. Allí pudimos conocernos mejor. Se llama Laura, canadiense que viajó a España a hacer el camino de Santiago y enamorándose del lugar se quedó con una hermosa casita a la vista de las montañas. No sé si leerás esto pero si lo haces que sepas que aprendí mucho ese día y me aficione a los tés.
Al día siguiente nos despedimos de Laura en su casa y continuamos nuestro camino. También nos despedimos a medias de Cristina en el inicio del alto del Poio pero la perseverancia de esta chica hizo que nos alcanzase mientras nosotros almorzábamos. Tengo que decir que lo pase mal en la bajada con solo el freno delantero. El día fue duro y como el que no quiere la cosa el camino nos demostró que es una prueba no solo para los hombres sino también para sus monturas. En medio del bosque se rompió la cadena de la bici de Andrés… con el recambió del eslabón de la cadena que tenía Andrés, la herramienta para reparar la cadena que tenía Cristina y mi maña pudimos repararla, eso sí, ensuciándose las manos. Continuamos hasta llegar a Sarria. Allí sí que nos despedimos de Cristina y continuamos hasta llegar a Portomarín. Andrés compra los billetes de avión para volver a Barcelona. Ya solo quedan 2 días.
El día amaneció nublado. Nada más salir del albergue ayudó a un chico que se le había clavado la cadena entre los platos 1 y 2 y no conseguían desbloquearla. Se huele en el ambiente la cercanía de Santiago, es como una ligera brisa que reconforta, te relaja y a la vez te da la energía. Partimos deseándole los buenos caminos correspondientes a cada peregrino y supongo que a alguno no se lo diríamos porque tuvimos un día de lo más complicado. Para comenzar se puso a llover con muchísima niebla lo que nos hacía refrenar la marcha. Sabíamos que era un día clave y que no podíamos fallar. Mientras el camino fue por carretera íbamos en fila lo más pegado posible por si teníamos problemas. El camino se desvió a través de la montaña y un nuevo ¡JODER! me hace mirar a Andrés. ¡Se le había vuelto a romper la cadena! El rostro de preocupación de los dos lo decía todo. Teníamos que llegar a Santiago pues el avión salía al día siguiente y los problemas mecánicos nos perseguían. Andrés sacó su último eslabón de repuesto, teníamos mi maña pero nos faltaba la herramienta de Cristina. Juntos hacíamos el triángulo perfecto pero sin la herramienta… Al final y después de ver cómo nos adelantaban todos los peregrinos a pie diciéndonos ¡Buen camino! (¿Buen camino? te puedes meter el buen camino por donde te…!!) pensé, ¡Buen camino! dije… Después de mucha perseverancia y de machacarnos los dedos conseguimos arreglar la cadena. Volvimos a adelantar a todos los peregrinos y a pedalear con ganas dirección al monte del Gozo donde teníamos pensado pasar la última noche cuando en un momento de indecisión en un cruce vuelvo a escuchar un nuevo ¡OSTIA PUTA! Me giro y veo que Andrés no aparece en el inicio del camino. Empiezo a preocuparme por él, está tardando mucho cuando lo veo aparecer con la bici a cuestas literalmente. Se le había clavado la potencia de la dirección y no podía girar el manillar. No lo había visto nunca algo así. Decidí añadir aceite a saco pero no entraba correctamente a la potencia por lo que quitamos el manillar y la aflojamos, cuando me giró para coger el pote del aceite veo que se abre la potencia liberando literalmente la mitad de las diminutas bolitas y distribuyéndolas por el suelo de tierra. Las caras de ambos lo decía todo. Buscamos las máximas bolas posibles y conseguimos desbloquear el manillar. Teníamos miedo de otra avería y no llegar al destino a tiempo. Andrés tenía el avión por la tarde y tenía que encontrar la manera de devolver la bicicleta a casa, yo pensaba que la terminaría tirando a un contendor… obviamente la bici se merece mucho más. Decidimos terminar por carretera a pesar de las ganas que teníamos de terminarlo por el camino «original» pero mejor así. Las bicis no se quejaron más hasta el final y pudimos descansar en el monte del Gozo.
El día D había llegado. Amanecimos en el albergue más grande que había estado hasta ese momento y la verdad es que más que un albergue parece un campo de concentración… ¡enorme! 5 son los kilómetros que nos separaban de la capital. La tranquilidad con lo que se toma uno el último día es abismal. Al final la entrada es un poco liosa pero fuimos de los primeros en llegar a la catedral y tampoco hicimos mucha cola para conseguir la compostelana. Conseguido el objetivo nos quedaba otro… ¡Comernos la puñetera pechina! así que fuimos a un restaurante donde también hacían pulpo a la gallega. Todo Santiago es muy comercial, tal vez pierde el encanto pero yo no habría cambiado nada en ese momento.
Teniendo en cuenta y mirando atrás todo lo recorrido, hacer la entrada a Santiago junto con Andrés ha sido la mejor opción. Hemos sido compañeros de viaje pero sobretodo hemos sido amigos sin fallarnos todo el camino. No sé cómo agradecer algo tan grande como esto pero una vez una mujer me explico en Ponferrada que en el camino todo se vive más rápido, así pues si pasas con un peregrino durante un día entero es como si fueseis amigos durante un año, si son dos días pues dos años… ¡Imagínate 12 días juntos! No había podido elegir mejor compañero para semejante aventura.
Allí esperamos a Cristina que una vez más nos alcanza para estar con nosotros por la tarde justo antes de que se fuera Andrés. Su bici ya la tenía empaquetada en uno de las muchas empresas que se dedican en Santiago a transportar bicicletas. Andrés se va pues por desgracia nada es para siempre pero me quedo en Santiago unos días para descansar y aprender un poco de la ciudad y como no, lo hago con la compañía de Cristina. Ojala el tiempo y el destino nos hubiese dado más aventuras juntos… pero eso será en otro episodio. Fin de la segunda parte.
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Tercera parte
¿Como es Santiago de Compostela? Para algunos es un lugar sagrado cargado de espiritualidad… yo solo veía tiendas de souvenirs por todas partes. Así, Cristina y yo decidimos pasar un día más en la ciudad y después continuar el camino hasta Finisterre. Lo primero fue buscar provisiones para pasar la noche y alojamiento gratuito. Las provisiones es fácil, vas a un súper y compras, lo del alojamiento gratuito fue otra historia… Fuimos a la oficina del peregrino para preguntar si era posible encontrar algo así en la ciudad y sorprendentemente nos dijeron que sí, que fuésemos en la iglesia de los franciscanos donde los sacerdotes tienen un humilde albergue donde poder alojarse. También nos informaron (por petición nuestra) que si no hubiese sitio para nosotros podríamos guardar las bicis en el patio del recinto de las oficinas de peregrinos pero que ellos cerraban a las nueve. Así pues decidimos probar suerte en el albergue y al llegar nos acogieron dos mujeres, una de ellas vestida de monja. Tenían sitio de sobras pero un pequeño inconveniente, a partir de las diez y media de la noche cerraban las puertas y nadie podía entrar ni salir del albergue. Estaba claro que siendo el primer día en Santiago y la primera noche nos apetecía más visitar la ciudad de noche que quedarnos adentro de ese convento y nos volvimos a la oficina del peregrino para guardar las bicicletas y el equipaje en el lugar mas seguro. Llegamos justo cuando estaban cerrando las puertas y gracias a la súper comprensión (y paciencia) de los trabajadores de allí nos dejaron meter las bicis. Cogimos solo lo necesario para pasar la noche y fuimos en busca de nuevas aventuras.
Dando vueltas empezó a llover, prácticamente estaba cayendo un diluvio y nos metimos en un bar a tomarnos una cerveza. Allí esperando que pasara el mal tiempo me llamaron por mi nombre, al girar encontré a dos chicas guapísimas, Celia y Lorraine. Ya las que había conocido antes a través de una broma que le formule a una de ellas ese mismo día en la catedral. Me sorprendió volvérmelas a encontrar y más que se acordasen de mi nombre pero así fue y si tal vez las conocí antes fue en ese momento cuando realmente las acepte como amigas. Se puede decir que al conocernos todos hablamos y tratamos a los demás con cierta cordialidad de manera que sin conocernos parece que seamos amigos pero que al darnos la vuelta ya no nos acordamos de ellos o ellas. Después están estas personas que sin saber el porqué sabes que te las volverás a encontrar y que al encontrarlos no te hace falta tener esa cordialidad porque sientes que ya tienes su amistad. Pasamos un buen rato hablando y cuando pareció que aflojaba la lluvia nos despedimos y nos fuimos del bar. Fue la noche más larga y emocionante (no era necesario mucho pues todas las noches de mi viaje hasta el momento las pase durmiendo) fuimos al pórtico del ayuntamiento que esta justo delante de la catedral para pasar la noche y nos encontramos con un grupo de hippies súper simpáticos y súper bebidos que venían a Santiago desde muchos lugares, algunos muy lejanos como Italia, a hacer el camino de Santiago y que en esos momentos estaban celebrando que lo habían conseguido. Nos sentamos con ellos y al poco rato vino la policía a despejar la zona porque no se podía estar allí. Nos despedimos y Cristina y yo empecemos a buscar un sitio donde poder dormir.
Amanecimos en el pórtico del museo del peregrino, buen consejo del hombre de la limpieza, después de diferentes y abstractas aventuras durante la noche. Visitamos la ciudad cuando le informan a Cristina que el sábado comienza a trabajar… Todos los planes de llegar si a Finisterre o Vigo se fueron a hacer puñeta. Pero lo importante es que fue por una buena causa! Así que partimos en busca de la forma mas barata para que ella pudiese llegar a Valladolid con su bicicleta sana y salva. Una vez encontrado el transporte volvemos al centro y decidimos pasar esa noche en el albergue de los Franciscanos. Al día siguiente desayunamos en la cafetería más cara de toda Santiago, 11 eurazos por un café, unos churros, un croissant y un batido de chocolate… para que no vayáis esta en la plaza de la catedral dejándola de espaldas debajo las escaleras a mano izquierda. Visitamos la catedral y el Códice Calixtino, primera guía turística del Camino.
AL medio día me despido de Cristina. En Dos días y medio dos despedidas muy sentidas, primero Andrés después Cristina… volvía a estar solo ante el camino y la verdad es que me había acostumbrado a viajar acompañando. Pero así es el Camino, como en la vida, no todos hacemos el mismo Camino. Algunas veces los caminos se unen para recorrer un largo camino juntos, otras veces los caminos se unen y se desunen al compás del destino y otras veces solo se cruzan en un breve espacio tiempo donde puede dejar huella y cambiarte o simplemente esfumarse como el humo que se va con el viento.
Montado en mi bicicleta, empiezo a pedalear fuera de la ciudad y me doy cuenta que el camino hacia Negreira mi siguiente destino antes de llegar al albergue de Olveiroa es realmente bonito. Belleza pragmática que agrándece un poco más tú alma. Un recorrido que vale realmente la pena visitar. Y también una de las anécdotas más graciosas. Acababa de pasar a dos muchachas que paseaban su perro cuando me dio un pequeño apretón. Sabia que si me paraba me pillaban así que tire todo lo que pude aguantar y a los cinco minutos pienso “bueno ya estarán muy lejos” busco un lugar donde poder hacer mis humanas necesidades. Una vez encontrado el sitio y en pleno proceso de producción utilizando una rama donde poner mi valioso papel veo que las dos muchachas y su simpático perro suben por el camino… esta claro que de espía no sirvo pues me vieron a la primera entonces, al ver la cara de las pobres muchachas no me quedo otra que decirles: Buen Camino! Pues no tuve otro remedio. Orgulloso de ser catalán he ir haciendo el “caganer” alrededor del mundo.
Llegado a Olveiroa y con la cara aun sonrojada encuentro el albergue y la siguiente sorpresa: vuelvo a encontrarme con mis francesas preferidas Lorraine y Celia. Gratamente sorprendido y alegre pasamos un buen rato de charlas y una vez llega la encargada del albergue me dice que no tiene sitio para mi pues una de las habitaciones para peregrinos estaba en desinfección (algo habitual aunque era la primera vez que me pasaba) pues los peregrinos muchas veces no llevamos la higiene al día y eso si por causas de la vida entra algún pobre enfermo puede llegar a afectar la zona. Se que suena mal pero esta es la vida que nos toca y por razones de seguridad me alegro que cierren la zona para desinfección por mas feo que suene esta palabra. Yo le digo que no pasa
nada que me deje acampar en algún lugar del terreno y me da permiso a coste de 2€ en las antiguas cuadras, ahora reformada y limpia. La cena la pase en una muy buena compañía internacional donde me di cuenta de lo importante que es tener más de un idioma o como mínimo el ingles. También me entere que al día siguiente pasaban los chicos de la vuelta ciclista a España por la zona terminando en el mirador de Ezaro y como no tenía prisa para llegar a ver el océano decidí visitar ese lugar.
Al día siguiente arranque como siempre de los últimos… hay costumbres que no se pierden. Así no me dio tiempo de despedirme de Lorraine y Celia. Partí pensando que las pillaría por el camino pero resulta que me desvíe un poco y no las vi. Camino a Ezaro veía como estaban preparando la carretera para cerrarla en el momento que pasase la Vuelta. Me tenia que dar prisa porque sabia que llegarían sobre al medio día y estaba a 25km de la menta. Una vez desviado del camino todo fue carretera y con muy poca cosa que contar si no fuera por las impresionantes vistas al océano. Ezaro también es un pueblo pesquero muy hermoso al que recomiendo visitar. Me tome una coca cola en la orilla del mar antes de emprender los 2km de subida con pendientes del 30%. Todo un reto si viajas con una bici que pesa 40kg! Al entrar ya estaban cortando la calle, al principio el agente no quería dejar pasar a nadie pero al final me dejo pasar, no se si por lastima o porque sabia lo que me esperaba y tenia ganas de divertirse un poco… Comencé el ascenso poco a poco, yo también sabía que era una de los puertos más duros de la vuelta y no quería castigarme al inicio de la montaña. Al principio pensaba que gracias a que es asfalto y no patinaban las ruedas como ocurre en el camino seria más fácil… hasta que me encontré con las pendientes de más de 20%!! Entonces desee que la rueda patinase un poco porque tenia tanta tracción atrás que la rueda de adelante se levantaba y empezaba a tener problemas para controlar la dirección de la bici. Vi como un cámara de TVE que estaba recogiendo su cámara volvía a montarla rápidamente y me grabo en un pequeño tramo del ascenso. No me pare porque quería hacerlo todo del tiron y temía que si me paraba no volvería a arrancar pero si lees esto querido cámara de TVE mándame plis el video! también la gente me animaba, teniendo en cuenta que iban a ver la Vuelta se entiende el gesto, pero verlos como se levantaban a aplaudirme eso es de admiración por mi parte. Gracias!
Al llegar arriba y después de hacerme la típica foto en meta necesite la ayuda de varios hombres para pasar la bicicleta y el equipaje por las vallas de protección. Comí he hice amigos con una Coya de Pontevedra y después de un merecido descanso vi como ganaba yo un móvil Alcatel de ultima generación súper chulo y la etapa Joaquín Rodríguez conocido como Purito quien me saludo por megafonía cuando le estaban dando los premios en el podio.
Después de la pequeña aventura y de esperar un poco a que la gente se movilizara empecé el descenso… llevaba un tiempo que me había acostumbrado a solo llevar el freno delantero pero con tanta pendiente y tantos kilos encima el descenso paso de ser complicado a peligroso. La bici cogio una velocidad de 10km/h con el freno a tope y el disco al rojo vivo viéndome obligado a adelantar a todo el personal que bajaba a pie, incluso a ciclistas descargados teniéndoles que chillar diciendo que se apartasen que no llevaba frenos. La gente obviamente no me creían… porque será? Pase noche en un camping en Sardiñeiro de Abajo a 7km de Finisterre sano y salvo.
Al día siguiente llegue temprano a Finisterre. Conocí a una pareja que viajaban en un viejo coche vendiendo collares fabricados por ellos. Fui A buscar alojamiento en el albergue pero no cogen a ciclistas hasta partir de las 6 de la tarde para atender primero a caminantes así que por casualidades de la vida una buena mujer en medio de la calle me dijo que me alquilaba la habitación por 10€ la noche. Fui a ver el Faro donde me volví a encontrar con la pareja que vendían collares y nos hizo una foto una muchacha que venia haciendo
el camino de santiago desde Israel… siete meses llevaba la pobre caminando! Historias impresionantes se pueden escuchar en estos lugares. Al volver me informe que te dan la Finisterrana diploma acreditativo donde explica tu prolongación del camino a Finisterre. Este te lo dan en la oficina de turismo al igual que todo, pues como he dicho en alguna que otra ocasión este camino se ha vuelto en una atracción turística y eso no deja de ser un negocio. Así que metido en la oficina de turismo conocí a Agustí, un buen hombre que estaba haciendo el Camino de Santiago en bici que preguntaba donde dormir y yo le aconseje que viniese al donde estaba alojado yo pues tenían sitio de sobra. Acto seguido fuimos a comprar comida para la noche y nos fuimos al faro a ver el anochecer. Conseguí unas fotos increíbles y descubrí que esa misma noche era una noche especial pues esa noche era blue moon (luna azul) que se produce pocas veces pues es la segunda luna llena en el mismo mes. Total, para mi cuaderno de bitácora puedo escribir que el 31 de agosto al llegar a la otra punta de España llegue en un día especial.
Al día siguiente nos despertamos tarde. Habíamos acordado el día anterior de ir juntos a Muxia así que le espere para partir. La verdad es que no tenia ni idea de por donde era el camino y el tampoco. así que al encontrar a Katalina, amiga de Agustí y a partir de ese momento amiga mía, tuvimos la suerte de que a ella le habían dicho por donde era, así pues fuimos los tres juntos a Muxia lugar donde dicen que las piedras curan y las marianas aparecen.
Personalmente prefiero como final del camino a Finisterre que Muxia. No por nada en concreto pero me impacto mas el faro, los acantilados. Tal vez fue porque hay momentos en los que te impresionan más y momentos en los que te impresionan menos. Tal vez fue
porque la historia de Katalina que venia con su bicicleta de paseo desde Alemania y que iba mas rápida que yo por los caminos de montaña eclipso la belleza del lugar. Tal vez fue por ese hombre que conocimos mientras comíamos en Muxia, que venia desde Bélgica haciendo el camino, que contando su historia sobre que le habían robado todo tipo de documentación y dinero pero que aun así continuo consiguiendo llegar hasta ahí hizo emocionar al hombre que teníamos en la mesa de al lado haciéndole llorar y dándole 20€ para ayudarle y yo que le di comida y ánimos pues acababa de llegar pero tenia que volver a santiago esa misma tarde por temas de papeleo por el robo… después de todo lo que nos contó lo volvimos a ver varias horas después al lado del mar descansando mientras Katalina y yo nos dábamos un baño entre las rocas. El hombre nos miro y yo le mire, no nos dijimos nada pues ahora sabia la verdad, que si no toda su historia parte de ella era mentira, solo para conseguir dar pena y así ganarse algo de comer y con un poco de suerte alguien vendrá llorando dándole dinero. Hay que vigilar con esta clase de buscavidas. Llegamos justo a tiempo al albergue después de ver el anochecer con música de Shakira a toda pastilla gracias a mi móvil que se bloqueo y no me dejo hacer nada hasta que se quedo sin batería. En el albergue conocimos a un hombre andaluz que se había echo el Camino cinco veces, esta ultima por la Vía de la Plata.
Katalina y yo fuimos a dormir en el albergue público que es más barato y Agustí en uno privado. Quedamos para cenar pero no pudimos ponernos en contacto y al día siguiente al partir nos fuimos sin él pues al parecer le dolía la espalda y prefería descansar un día más allí. Espero que este bien y haya tenido un buen regreso a su hogar.
En la vuelta empecé a notarme un poco mejor también, el día anterior note el ascenso al mirador de Ezaro así que me alegre por notar esa mejoría. Convencí a Katalina para ir a Cabo Touriñan pero después de un buen rato de camino Decidimos volver a Olveiroa pues ella tenia un poco de prisa. Pobre, si antes fui yo y mi decisión de desviarnos después fue mi bici la que decidió que llegaríamos un poco mas tarde, pues se me rompió otra vez el soporte del trasportín. Menos mal que siempre llevo herramientas para arreglar cosas, esta vez llevaba un trozo de alambre que recupere de unas obras en Monrepós Huesca, como veis hay que ser precavido! Llegamos a Olveiroa donde conocí a un amigo italiano de Katalina y me fui a descansar, esta vez en una cama.
Al día siguiente Katalina y yo partimos a Santiago. Tenia la esperanza de que aguantase el invento de los alambres pero antes de llegar a Negreira se volvieron a romper y decidí buscar un taller donde me lo repararan. Encontré uno solo para bicis recomendado por la buena gente de allí y al parecer no entre con buen pie pues tuvimos un pequeño “enfrentamiento” entre el mecánico y yo. Acto seguido y después de un rato la mujer del mostrador entro a arbitrar el conflicto resolviéndolo. Perdidas dos horas volvimos al camino con soportes nuevos. Llegamos a Santiago sin problemas.
Conseguí vender el móvil que me había tocado y con ese dinero me compre un freno trasero y pastillas para el delantero. Al día siguiente envíe el móvil por correo y me puse a reparar la bici. El trasero fue chupado, solo tenia que quitar la pinza y la maneta y remplazarla por la nueva. El problema fue cuando quise poner las pastillas nuevas al delantero. Resulta que después de 600km solo con el freno delantero, teniendo descensos como los del mirador de Ezaro habían hecho huella en los pistones de la pinza deformándolos e impidiéndome que pudiese poner las pastillas. Me toco volver a ir al taller donde había comprado el material que precisamente no estaba cerca del albergue donde Katalina y yo nos alojábamos y al llegar el hombre me dijo que no podría tenerlo hasta al día siguiente. Me toco volver a pata y sin bici al albergue. También conocí a Jaume el catalán que hacia de hospitalario en el albergue y a Nicola un italiano que se alojaba allí y me invito a espagueti, una chica tailandesa que venia también caminando desde Paris.
Al amanecer nos despedimos de todos y me despedí de Katalina. Una vez me dijeron que durante el camino, si te encuentras una persona durante un día se convierte como un amigo con un año de amistad, si son dos días pues dos años y así sucesivamente, pues bien, tal vez suene a exagerado pero si que es verdad que sentimientos así suceden durante el camino.
Vuelvo a estar solo, con la bicicleta en el taller y yo cargado con las maletas y el equipaje a 4km andando… y teniendo en cuenta mi elección de volver a casa por el camino del norte esta vez seguro que no me encuentro a nadie con quien compartir el camino. Pero como dice la canción: Caminante no hay camino, se hace camino al andar… y si este es mi camino yo solo con mis cosas, pero sin mi bicicleta con la que hacer camino. Diré entonces, este es el final de la tercera parte porque Caminante no hay camino, se hace el camino al andar…
Arriba – Parte 1 – Parte 2 – Parte 3 – Parte 4 – Parte 5
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Cuarta parte
Llevaba ya treinta y un días fuera de casa. Todo un mes lleno de historias y aventuras con las que compartir. Muchos, llegado este punto recogen sus maletas, empaquetan sus bicicletas y deciden retornar a sus casas y a sus antiguas vidas en un rápido avión o un cómodo asiento de tren… pero hoy no es ese día! Me decía a mi mismo. La verdad es que la decisión de volver montado en bici no fue justamente al salir de casa, si no, a medio camino de llegar a Santiago cuando mi amigo Andrés me pregunto como volvería y yo me quede sin saber que contestar. ¿¿Tren?? ¿¿¿Avión??? ¿¿¿¿Autobús???? Cada una de estas preguntas te hace pensar… y ¿Qué prisa tengo al volver?
Pero jamás pensé que el día de mi regreso comenzaría sin mi compañera de viaje. Tenía mi bicicleta en el taller y precisamente cerca no estaba. Me despedí de todos los del albergue y del muchacho que se había hecho el camino desde Austria, siete mesecitos de camino… El camino se hizo largo y pesado por las calles de Santiago, allí la gente esta acostumbrada a ver a peregrinos cargados con sus enormes mochilas, pero por lo visto no es tan normal que las mochilas que carguen sean para bicicleta y es que durante los cuatro kilómetros que me hice tenia dificultades para caminar. Pero llegue!
El mecánico me informo de la deformidad del pistón que es de fibra y por culpa de “varios” sobrecalentamientos se fue un poco al traste… me cobro cinco euros por cobrarme algo y me dio unos plásticos para proteger el equipaje para cuando llueva, muy majo el hombre.
Emprendí mi viaje dirección al norte. Al principio pensaba volver por el camino del norte pero eso me hacia retroceder hasta Arzua por el mismo camino que ya hice o podía hacer el “Camino Ingles” que es el que empieza desde Ferrol o la Coruña. Como ya me conocéis partí por el camino ingles.
La verdad es que no es el mejor camino… Todo carretera y si ya esta mal señalizado en la dirección habitual imaginaos los problemas que tuve para seguirlo… me perdí un par de veces y a la tercera lo mande a hacer gárgaras y subí a la Coruña por nacional que también es parte del Camino.
Al llegar a la ciudad un coche me “atropello” en un semáforo. Si, suena un poco fuerte pero fue así porque el muy ansias no podía esperar a que empezara a pedalear… por suerte no me tiro al suelo, ni me hizo daño. Que si no le meto un kate! Buscaba en la ciudad un camping pues el móvil me ponía que tenía uno en la zona norte. Pero al llegar al sitio me encontré una calle sin salida… así que pregunte y me mandaron a 12km dirección este a un pueblo que se llamaba Oleiros. No estuvo mal la jornada, comí pizza en la terraza del bar y pude ver un incendio que se produjo a las afueras de la Coruña de cinco hectáreas… los incendios son un verdadero desastre y lo peor de todo es que el 99% son provocados por el hombre.
Al día siguiente volví a la ciudad para hacer un poco de turista. Tengo que decir que la entrada a la Coruña es un poco complicada para todos aquellos que lo quieran hacer en bicicleta, sobretodo, para aquellos que como yo no tenemos ni idea de cómo hacerlo. La nacional VI en la entrada se transforma en una autopista que puede transitar todo dios a una velocidad de 100km/h y con un arcén miserable en muchos momentos. Completamente una locura para alguien que viaja en bici. Después de la entrada y una vez que te metes en la zona turística la cosa cambia un poco, con un buen paseo y carril bici por la zona del puerto. Todo un lujo! Descubro de camino el castillo de Anton, una fortaleza al lado del mar que recomiendo visitar. Llego a la torre de Hércules, uno de los faros más importantes históricamente del mundo, pues fue construido por los romanos y continúa actualmente en activo. Todo un lujo verlo sabiendo que es el faro mas antiguo del mundo y el tercero mas alto de España. Después de las fotitos que tocaban hacer decidí continuar mi camino. La salida de A Coruña es igual de mala que la entrada (si no peor) pues si la ronda es como una autopista loca donde puede conducir todo cristo, encima para coger la N-VI dirección Ferrol esta en el carril izquierdo de los tres que hay. Vamos que me veía obligado a circular por la derecha hasta que no podía más y cruzar a la izquierda poniendo en peligro mi vida y la de los demás. Se que seguramente no lean esto los que deberían leerlo pero si lo hacen que sepan que es necesario mejorar esa parte para los ciclistas.
Al salir y conseguir entrar en la nacional, me encontré con una nacional completamente en obras. Llegue a Ferrol sobre las cinco, pero al ver que las obras continuaban y que tendría problemas para alojarme y dormir en la ciudad decidí pasar de largo y hacerle solo una foto desde las afueras como recuerdo. Pedalee hasta terminar cansado y decidí montar las tiendas en el bosque. Era la primera vez que lo hacia y busque el lugar mas apartado posible (al lado de un área de descanso) entre matorrales y con el suelo fangoso porque tenia un pequeño riachuelo al lado. Me asegure que la tienda no se viese desde afuera y me eche a dormir.
Al día siguiente desmonto el chiringuito que había montado y me pongo manos a la obra. Desayuno en Ortigueira que es el pueblo que tenia mas cerca y veo un pulpo en el puerto. Un lujo ver estos animales moverse en libertad. La jornada no tuvo mucho más. Todo carretera, empezaba a estar un poco harto de tanta carretera… Al final pedí a unos campesinos que me dejaran montar la tienda de campaña en sus campos y me dejaron ponerla en un gran campo de eucaliptos. Consejo: los bosques de eucaliptos son un buen lugar para acampar pues estos árboles “matan” todo el sotobosque, pero cuidado!! Las zarzas son las únicas plantas que sobreviven junto a unos matorrales de hoja grande y si no limpias bien la zona puede que termines con unos cuantos pinchazos y lo que es peor, pinchen el suelo de la tienda de campaña. Para evitarlo, limpia la zona y utiliza un plástico grueso del tamaño del suelo de la tienda para que no la pinché.
Cristina se puso en contacto conmigo. Tenia ganas de entrar en la vuelta ciclista España pero quería que me desviara para el sur tirando a Cuenca. Yo tenía claro que quería hacerme el camino del norte en sentido contrario pero reencontrarme con ella y las fiestas en Cuenca me estaban llamando la atención. Me tire toda la jornada pensando. Y la verdad cuando pasas tantas horas encima de la bicicleta te da tiempo para pensar. Quería verla, pero mi obligación por el camino me hizo hacer justo lo contrario. Le dije que no, y continúe pasando por las fiestas de Viavelez. Esta vez pare en el albergue de Almuñia, pues necesitaba una buena ducha.
Al día siguiente vuelvo a ser el ultimo, total… seré el primero de mi ruta pues soy el único que la hace. El hostelero, un hombre de Niebla (Huelva) enamorado del norte y enamorado del camino me regalo un mapa de Asturias. De camino por la carretera veo a tres ciclistas, Sergi y dos amigos mas de Barcelona que estaban haciendo el camino del norte, se acercan por un camino de tierra y me paro a hablar para saber si ese es el camino real, pero me dicen que solo son unos setecientos metros si llega y vuelve el asfalto. Nos hacemos una foto unas mujeres que estaban haciendo el camino a pie y eran de Terrasa, reunión de catalanes en la cuneta de la carretera! Jajajaja
Después de saborear un poquito de polvo vuelvo al asfalto. Conseguí llegar a Aviles donde tenia pensado pernoctar pero llegue antes de lo que pensaba y decidí llegar a Gijón donde tengo un buen amigo de la infancia. La entrada a Gijón fue pasada por un aguacero inmenso donde termine empapado y conociendo a un ciclista de la zona refugiándose debajo de un puente. El buen hombre me enseño el camino al “albergue-camping” que por si no había terminado suficientemente cansado estaba en la otra parte de la ciudad y a unos cinco kilómetros más de distancia. Al llegar me encontré con un camping que tenia unas cabañas de madera, estilo bungalows o hytes como se diría en los países escandinavos de los cuales me acorde bastante en ese momento. Diferencia? Pues que en Suecia o en Finlandia o en Noruega tu pagas alrededor de 20-30€ por la cabaña y pueden dormir entre 4 o 6 personas… aquí tu eres peregrino, necesitas la acreditación y encima pagas unos 11€ por persona… vamos que el negocio esta asegurado.
Al día siguiente estuve toda la mañana con mi buen amigo de la infancia Lucas, que se fue a vivir a Gijón hace unos años y hacia tiempo que no lo veía. Me presento a su amiga Anabel y al medio día se fueron a trabajar así que volvía al camino después del paréntesis en Gijón.
La sorpresa fue que sorprendentemente esta bien señalada esta parte del camino si la haces al revés. Al principio empecé a seguir flechas azules, las típicas azules con forma de caracola. Pero al rato se transformaron en amarillas con un símbolo celta de tres puntas al que leí que ponía “Camino de Colunga”. Preocupado por este repentino cambio (y porque las flechas amarillas todos sabemos que es dirección a Santiago) pregunte en una pequeña tienda de un pueblo a lo alto de una colina. Me confirmaron que el camino iba a Villaviciosa, mi siguiente destino, y emprendí la marcha. En todo el camino del norte, esta es la parte más de montaña que hice. El camino que al principio parecía amistoso se convirtió en un verdadero martirio para mis piernas, la suspensión de la bicicleta e incluso para mi mente. Me quede clavado en una de las subidas de grietas y piedras y decidí pasar la noche en medio de la montaña. Fue una buena idea pues tuve tiempo para descansar y para hacer mermelada de moras….
Consejo: cuando vayas a los bares y te pidas un café pide siempre más azúcar de la que necesites pues puede servir para muchas cosas como por ejemplo hacer mermelada.
Al día siguiente, al despertar vi a un grupo de personas subir el camino. Así que salí corriendo de mi madriguera y les pregunte por donde era el camino. La cara que me pusieron al saber que había pasado la noche en el bosque no tiene precio… para todo lo demás desayune mermelada de moras y a pedalear!
El camino continuo empedrado y con subidas que constantemente me obligaban a bajarme de la bici. En unos de los tramos vi que me tenía que desviar por un pequeño camino de bajada. El sendero lleno de peldaños de piedras y ancho solo para ir a pie me provoco una nueva caída en la que al rato vi que perdí la mancha para hinchar las ruedas. Por suerte solo me hice un pequeño rasguño en el gemelo derecho provocado por una zarza. Continúe hasta llegar a una pequeña aldea donde el único aldeano que me encontré fue un perro que me persiguió hasta encontrar el camino correcto. No se si darle las gracias o cagarme en too!! Aparecí en una carretera secundaria y empecé a ascender. Al cabo de un buen rato vuelvo a ver la entrada por el que me caí y me doy cuenta que algo va mal. Pregunto a un hombre con el tractor y me confirma que estoy yendo en dirección contraria, que Villaviciosa esta a mis espaldas. Le doy las gracias y vuelvo esta vez si por carretera pues aunque llevaba tiempo deseando ver tierra mi experiencia fue tal vez mas dura de lo que me esperaba, también porque solo son 25km entre Gijón y Villaviciosa y yo ya había perdido toda la tarde del día anterior y estaba perdiendo toda la mañana.
Al llegar a Villaviciosa, me encontré con un pueblo en fiestas. Desayune un café y vi los gigantes de Villaviciosa. También pregunte por el camino a unos compañeros peregrinos como era el camino y me confirmaron que todo era por asfalto otra vez.
Al llegar a Ribadesella encuentro a un buen hombre mientras estaba comiendo al lado del puerto. Me explica un poco lo mal que esta el mundo, que la gente no cuidamos nuestro planeta y también me explica como hacer un hornillo con dos latas de coca cola. Se va y yo voy a un bar a tomar café y cargar el móvil, cuando de repente al momento de entrar me lo vuelvo a encontrar. Me pregunta por que quiero café y le explico que necesito cargar el móvil así que me invita a su casa. El hombre es un hostalero en verano, y un fuerte activista por la naturaleza. Todo lo hace en bicicleta o por medios naturales. Después de ofrecerme te y descanso se fue a hacer snorkel y yo me quede solo en su casa. Estuve un tiempo poniendo las cosas al día y cargando el móvil. No tenía Internet porque decía que la wifi es cancerigena así que a la hora cuando el móvil estaba medianamente bien me fui cerrándolo todo. Gracias por acogerme!
Por la tarde me llueve un poco así que decido dormir en el albergue de Llanes. Ahí me doy cuenta que e perdido las chancletas para la ducha. Compro una mancha en una tienda de bicicletas y me desprendo de unos tejanos y la toalla de playa pues creo que es un peso extra que no necesito. Si lo llego a saber se lo doy a Cristina cuando tuve la oportunidad.
Al día siguiente me encuentro con un buen
día pasado por agua. En Unqueda decido ponerme unas bolsas de plástico en los pies pues estaban tan mojados y fríos que los tenia entumecidos. Llegue a Comillas, ahí pude ver el Capricho de Gaudi desde afuera pues la entrada valía dinero y el palacio del primer marques de Comillas que lo hizo para su buen amigo el rey Alfonso XII. Paso la noche en un albergue enanísimo donde me aloje yo solo, sin Internet y sin cocina. Por suerte la hospitalera me dio un plato de arroz, pan y frutas para cenar.
Al día siguiente continúa lloviendo. Tenia que pasar por Santander pero entrar a otra gran ciudad me daba pereza y encima tenía que pagar un bote para cruzar el charco, eso siempre que lo encontrase en dirección contraria. Así que bordee un poco la costa hasta llegar al lado opuesto de la orilla. La jornada fue corta, pues quería pararme al albergue de Güemes pues había recibido buenas recomendaciones al estilo “es el mejor albergue del mundo”
Al llegar al albergue tuve la suerte de que había salido el sol y parado de llover. La entrada fue muy acogedora gracias a Paco un voluntario que te daba la bienvenida y te invitada nada mas entrar a galletas, por cierto estaban deliciosas! Después me instale en mi sitio y pude utilizar el Internet. Estuve en la charla que daba el padre Ernesto que era el dueño del recinto y había usado el caserío de sus padres para crear el albergue. Por la noche estuve cenando con todos los peregrinos y un par de ellos se pusieron a cantar. Al día siguiente también desayune con todos y aproveche para lavar la ropa. El Padre Ernesto quiso hacerme una foto al lado de su albergue pues dice que tengo una historia interesante. No se que encontró el hombre en mi, pero yo si se que encontré allí. Encontré un lugar donde la gente es amable y servil (al igual que en muchos albergues y en todo el camino en general) pero sobretodo encontré un lugar fuera del ámbito del comercio. Si, puede parecer que se estén vendiendo todo el tiempo como hubo unos que me lo dijeron pero, a caso la cena y el almuerzo no vale dinero? Te dan todo eso a cambio de un donativo y lo puedes dar cuando quieras, ellos no saben quien paga y quien no, ellos tratan a todos por igual y me trataron por igual. No pague, porque apenas llegaba a los 250€ y diciendo esto quiero dar mis excusas sobretodo a todos lo que hacen posible a este lugar salga para adelante. Se que no es dinero, pero este párrafo se lo dedico a ellos y al Padre Ernesto, es el mejor albergue del mundo!
La jornada fue completa. Salí tarde de Güemes para variar y no me quede por no gorronear pues me ofrecieron quedarme más tiempo por si lo necesitaba. Me compre unas chanclas pues las antiguas las perdí y me fabrique un hornillo con dos latas de coca cola (ya haré un bricomania un día de estos). Fui en busca del pueblo que se llamaba Magdalena como mi madre. Y termine perdido por la montaña para variar. Aterrice en el pueblo de al lado y fui a preguntar a los únicos aldeanos que encontré donde me encontraba. Ellos al verme me invitaron a comer y me dieron un poco para el camino. Eternamente agradecido. Le hice una foto al cartel de Magdalena y me fui dirección Portugalete. Me encontré en una bajada a unos muchachos con sus motocicletas y tuvimos un pique chulo mientras la bajada duro. Esa noche la pase en un campo de césped al lado de la carretera con el permiso del pajes.
El día siguiente otro mas repleto de emociones. Cruzo Bilbao y llego a Gernika donde me paro a comer en el parque de los emigrantes europeos donde me echan por tener bici y dos compis del ciclismo Iker e Iñaki me invitan al café. Continuo todo asfalto hasta no poder mas a 12km de Deba. Pregunto a una mujer si puedo montar la tienda de campaña en los terrenos y me explica que ahí estaría mal porque la carretera esta muy cerca pero que a menos de un kilómetro tenia un caserío abandonado donde podría acampar en sus terrenos pues ella era quien les daba de comer a los gatos. Fui en busca del caserío y me encontré con una pequeña aldea metida en un barranco con casas selladas por la policía menos el caserío donde iba a dormir. Por lo que me explicaron el dueño murió un par de años atrás y los hijos no se ponen de acuerdo para venderlo. Me vi obligado a limpiar un montón de matorrales y malas hierbas que tenían justo en la entrada para poder montar la tienda. El lugar era siniestro, metido en aquel desfiladero hacia que todo fuese amenazador, incluso los gatos me miraban mal!! Volví a tener el mismo problema que tuve en Muxia con el móvil, y esta vez no me apetecía nada escuchar a Shakira sin parar así que la metí debajo de toda la ropa para que amortiguara el sonido y no se me escuchase desde fuera. Sin duda prefiero dormir en medio del bosque antes que en esa casa fantasma!
Me desperté temprano y llegue rápidamente a San Sebastian donde me pare a ver las motos. Llegar a Irun es un poco complicado donde me perdí varias veces. Pregunte a unas chavalas jóvenes y me dijeron que al llegar al “gonogorri” (o algo así) girase a la izquierda. No sabia lo que era y lo pregunte, pensando que era algún tipo de tienda pero no, ellas tampoco sabían la traducción al castellano y preguntamos a otro hombre que se acercaba quien nos dijo que era el carril bici. Al llegar a Irun me mandaron al albergue juvenil pero te piden 25€ por la noche, vamos que ni de coña, así que el hombre me aconsejo ir al de peregrinos que era a donativo y que yo no tenia ni puñetera idea de donde estaba. Por suerte lo encontré y pude conocer a un catalán que volvía también al igual que yo por el camino del norte y que iba para Manresa.
Al día siguiente me despido de todos y encuentro dos bicigrinos franceses que retornan a Biarritz, les digo que me acompañen pues mi primer punto en Francia era Sant Jean de Lux y les pillaba de camino. Al dejarlos encontré un montón de castañas en la cuneta y al comprobar que estaban buenas cogi un par de bolsas (prácticamente llene una de las maletas solo de castañas) eso va bien, ya no tendría que comprar frutos secos durante un tiempo. Pare en un camping a 6km pasados de Mauleon donde me persiguió un perro que me quiso morder, por suerte, mis gemelos ya tenían un tamaño y dureza lo suficientes como para que no consiguiese morderme en marcha.
Volví a Mauleon pues mi camino a Oloron me obligaba a retroceder esos 6km y me volvió a perseguir el mismo perro con la misma suerte. Me encontré con dos rutas alternativas a la que elegí la turística y al poco rato me arrepentí en cierta medida pues me vi haciendo todo tipo de subidas y bajadas. Si creía que el Camino de Santiago era un buen entrenamiento preparaos para este. Mi idea era la de hacer una “transpirenaica” por la parte de abajo pensando que seria menos dura y si seria menos dura, pero me pase todo el tiempo subiendo y bajando montañitas de mil kilómetros de altura aprox. Con sus desniveles y sus cosas. Empezó a llover y me encontré con unos argentinos cicloturistas que al igual que yo iban dirección a Lourdes. Hicimos juntos los últimos treinta kilómetros y al llegar ellos se fueron en un hostal. Quedamos en vernos al día siguiente pero no nos dimos los números… así que no los volví a ver. Yo volvía a estar solo en el pueblo y lloviendo para animar mas la situación. No encontré albergues o por lo menos la gente no sabía nada. Fui a comisaría y pregunte si ellos sabían algo y me aconsejaron ir a la Cite de Saint-Pierre. Al salir de comisaría pregunte a una mujer como llegar y tuve la suerte del viajero pues a quien pregunte fue a un ángel. Ella fue en busca de su coche y me llevo con toda la paciencia del mundo hasta el lugar. En la entrada preguntaron los de seguridad si había sitio para mi pues era muy tarde (alrededor de las siete y media de la tarde) y al decirme que si le informe a la mujer que no se preocupara mas que ya tenia sitio donde descansar. Buenas personas hay en el mundo.
La Cite de Saint-Pierre… que decir de este lugar?? Güemes para mi fue el mejor albergue que he estado. Pero este lugar mágico no se le puede llamar estrictamente albergue. Es un lugar donde sobretodo la gente mayor va para unos días a visitar Lourdes y la propia Cite. Conocí a un grupo de personas mayores que venían de Olot y a los que si me leen este post les doy un saludo y un abrazo pues fueron encantadores conmigo. También a la organización pues no están acostumbrados a recibir peregrinos de Saint Jaques. Pude estar dos noches por la que visite en mi particular día de descanso Lourdes y la Cite. A la hora de irme me despedí de los voluntarios de cocina que son unos cielos. Un gran lugar que recomiendo visitar y al que yo tuve privilegio por ser peregrino. Mil gracias!
Recuperada mi forma física decidir hacer lo que suelen hacer todos los que se proponen metas absurdas. Subir el Tourmalet. Si lo se, no estaba por mi ruta programada ni era una ruta alternativa. Tuve que subirlo para después volver a bajarlo y volver casi al punto de destino haciendo unos 45km porque si con un desnivel de 1.275m en solo 16km. Es el puerto de montaña más famoso de todo el Tour de Francia y uno de los más duros. Creía que seria el único lo suficientemente poco cuerdo como para subirlo cargado con maletas pero no, siempre hay alguien peor que tu! Después de la subida me encontré con dos españoles arriba que estaban de viaje con su BMW. Quise hablar un rato con ellos pero no se si era porque iba en bici o que les pasaba que no conseguí entablar conversación. Así que comí a 2.115m de altura y volví al tajo. La verdad es que valió la pena.
Descanse en un camping del cual me salio gratis la noche. Porque? Pues no se si es por mi o por mi querida Francia pues no es la primera vez que me pasa pero, al llegar no estaba el recepcionista y al salir tampoco, y no pienso ir a su casa a buscarlo así que al salir paso por Capern y fui dirección a la Bastide de Serou lugar donde decido dormir.
Al día siguiente en Foix paro en un McDonals donde poder coger un poco de Internet y poderme poner en contacto con el mundo exterior y me entero que dos de mis mejores amigos, Alex y Jenny, están de parranda por Andorra. Les mando un mensaje e informándome ellos que están en el Pas de la Casa les digo que si les apetece ir a Foix. Así que los espere en el McDonals y la verdad es que me dieron una buena alegría. Hacia 48 días que no veía a nadie de los míos! Después de visitar Foix y ver militares me despido de ellos y continuo hasta llegar al camping de Puivert donde cocinando quemo la braga de Bultaco que tenia y mi dedo de paso.
Todos los días son diferentes. El plan de ese domingo era llegar a Perpignan donde me reencontraría a mis dos amigas del camino Lorraine y Celia. Pase por el Paso de Lys un desfiladero que aconsejo a todo el mundo que lo visite. Una verdadera gozada donde sufrí mucho por el viento en contra. A mitad de camino me encontré o mejor dicho, me pillaron un grupo de cuatro cicloturistas camino a Perpignan. Nos paramos a comer juntos en una particular comida internacional, una pareja de alemanes, otra pareja de Nueva Zelanda y yo (con mi bici para no sentirme solo), en el área de descanso y continuamos juntos hasta la ciudad. Allí nos despedimos y me fui en busca de Lorraine.
La ciudad es grande y plana, ideal para la bicicleta. Conseguí encontrarla después de un montón de vueltas o mejor dicho, me encontró ella a mi! Pase dos noches en casa de Lorraine y Celia me llevo a ver la playa. Pude ver la ciudad. Y probar unos de los mejores vinos que e bebido! Pase dos grandes días junto a ellas y pude relajar un poco mi cuerpo y mente. Pues el Tourmalet lo llevaba en la espalda. Mil gracias peregrinas!!
Fin de la cuarta parte.
Arriba – Parte 1 – Parte 2 – Parte 3 – Parte 4 – Parte 5
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Quinta parte
De Celia me despedí por la noche en la cena y de Lorraine por la mañana en su trabajo. Me encontré con la rueda trasera deshinchada y me toco reparar en medio de la plaza. De camino me encontré con la pareja de alemanes y nos paramos a tomar una cerveza en Collioure. Un magnifico lugar donde hacer de turista. Me despedí de ellos y continúe el trayecto. Tenía que cruzar la frontera y sabia que seria un día duro pues camino a Portbou te encuentras con buenos desniveles. Al llegar A la frontera me hice las típicas fotos con el cartel de España. Empezaba a ver el fin y eso me ponía nostálgico y al mismo tiempo me daba energías para continuar. Llegue a llança donde me pare a tomar un café. Estaba cansado pero mi plan era llegar a Cadaques así que continúe.
El Parc Natural de Cap de Creus es un lugar que recomiendo visitar rotundamente. Un lugar hermoso, con buenas carreteras y bonita fauna (si eres capaz de verla). Pero lo mejor de todo no es eso no, sino la tramontana… No os parece divertida?? Pues no, para que engañarnos. Me quedaban 20km por delante y ya llevaba unos 70km hechos por lo que tampoco mis energías me acompañaban a mi favor. Durante un buen rato incluso pensé en pernoctar por la zona, pero si te pillan en un parque natural lo tienes jodido. Al final llegue a mi destino, Cadaques. Al principio fui al camping pensando que seria barato… pero solo por montar la tienda me pedían 16€… le dije a la mujer de la mejor manera posible que antes de pagar eso por dormir en una tienda prefería pagar un hotel y así hice. Fui a un hotel justo al lado de la casa de Dalí. Si fue mucho mas caro, pero el servicio impecable y al fin un baño con espuma. Esto me recordaba la primera noche del camino en el hotel de Collsuspina. Sin duda hice de mi camino un comienzo y un final en hoteles, si, no es lo habitual para peregrinos pero, no me lo había ganado? Si algo aprendí del camino es que no hay que ser demasiado duros con uno mismo.
Al día siguiente me desperté como nuevo. Hacia tiempo que no me sentía tan y tan bien. Fui a desayunar al súper buffet libre que tenían preparado el hotel y me hinche de comida (y de paso pille algo para el camino). Sabia que iba a ser un día duro, pues mi record hasta la fecha eran 130km en una sola jornada y me quedaban 166km por delante. Pero mi primer plan, que era pasar una noche en casa de mis abuelos en Valcanera Sils, a unos 110km de distancia fracaso, pues mis abuelos estaban en Mataro. Así que solo me quedaba una opción lógica para mí. Hacer lo que no había hecho en todo el camino ¡¡166km!! Y para variar volvía a salir tarde del hotel… Allá por las 9:30 de la mañana emprendía el camino. Al salir del hotel vi a tres cicloturistas salir del camping. Me puse al lado de ellos y los salude. Eran tres ingleses que salieron de Inglaterra un día antes que yo con sus bicicletas y cuyo destino era Tarifa… aun les quedaba un largo viaje por delante pero mientras tanto nos hicimos compañía al salir del Cap de Creus. Comprobé que mi estado de forma era aceptable por las subidas y gracias a mi pasión por la moto (supongo) fui el mejor en las bajadas. Al llegar cerca de Figueres nos despedimos pues ellos iban por la costa y a pesar que yo también podía ir, por esa zona me retrasaba un día y económicamente tampoco me iba muy bien teniendo en cuenta el pastón del hotel… así que tire recto por nacional como lo planeado.
A mitad de camino me llamo mi padre preguntando por donde iba, le dije donde estaba y que no sabia si podría llegar por el tremendo viento en contra que tenia. El quería venir a buscarme pero obviamente no le deje pues él no sabia que en lo único que no le mentía era en lo del viento. Pare en un parquecillo de un restaurante al lado de la carretera. Me hice mis ultimas lentejas de lata y las calenté con mi hornillo y sin querer provoque un pequeño incendio que apague enseguida. Son cosas que pasan… por suerte yo siempre que hago un fuego estoy prevenido. Continúe e iba haciendo fotos por las que colgaba en el facebook inmediatamente para ir informando a familiares y amigos y la sorpresa fue que al llegar a Dosrius vi que me hacia luces un Audi a3. Gerard ¡que grande que eres muchacho! Sabiendo por donde iba salio de su casa camino al karting y de paso a saludarme. Salude a mi hermana que estaba trabajando y fui directamente para casa. Yo vivo en lo alto de una montaña, dos kilómetros de subida y se me había olvidado porque lo de subir se me daba tan bien… ¡¡y es que los últimos 2km fueron duros!! Pero lo logre… ¡lo había hecho! Y después de 52 días fuera de casa, 3.400 kilómetros recorridos por carretera y caminos de tierra y piedra podía volver a dar un abrazo a mis padres!

Los amigos se escogen, y por eso tengo los mejores.
Pero la familia es como la loteria y a mi, me toco el gordo!
Todos hacemos un camino. Y aunque vuelvas a hacerlo será un camino diferente y completamente distinto al anterior. Yo aprendí que si quieres hacerlo solo tienes que salir de tu casa y hacerlo. Nadie vendrá a hacerlo por ti. Pero si sales y te pones en marcha pronto veras que las cosas no son tan difíciles como pensabas o como las personas de tu alrededor te dicen. Tendrás momentos buenos y momentos no tan buenos. Incluso puede que tengas momentos malos pero es en esos momentos cuando vives tu aventura y es en esos momentos cuando aparece alguien a echarte una mano.

He buscado frases celebres sobre la amistad pero ninguna digna de todos vosotros. Gracias! Aun me emociono cuando veo la foto 🙂
Espero que mi experiencia sirva para animar a otros a movilizarse.
Buen Camino!
que bonito! hoy me a alegrado el dia volver a leerte!! un enorme abrazo compañero
Al que alegras el dia eres tu a mi al ver que me lees y te acuerdas de mi!! gracias por re-leerme!! 🙂