Primera parte
Yo salí desde mi casa el lunes 6 de agosto del 2012 desde mi casa. Era un buen chico con ganas de desconectar un poco de todo lo que me rodeaba y ver si conseguía un poco de trabajo que falta hace con los tiempos que corren.
¿¿Los motivos ?? Desconectar de todo. Cada peregrino tiene sus propios motivos pero el mío creo que al final ha sido el más utilizado a pesar que al salir de casa creyese que era único, está claro que no. Lo que sí que creo es que probablemente si fuese el único en estar poco informado tanto del trayecto que tenía que seguir (decidí ir por nacional y carreteras secundarias o muuuy secundarias hasta Jaca y a partir de ahí preocuparme de preguntar por donde tenía que ir) al igual de como pasar las noches y donde es el mejor lugar. Por supuesto ni me planteé como regresar a casa, eso ya lo decidí en el mismo Santiago.
Mi consejo es que estar un poquito más informado te hace disfrutar un poco más de los lugares que visitaras pero si te informas demasiado y antes de llegar ya sabes lo que te encuentras pierde todo el sentido de la aventura así no tiene gracia el camino bajo mi punto de vista, hay que saber equilibrar la balanza.
Lo primero que se tiene que hacer es plantearse una ruta diaria para saber hasta dónde llegaras y así poder informarte si hay alojamiento o no. El primer día caí en la primera norma fundamental, sufrí el tener que pagar una habitación doble en un hotel de dos estrellas situado en Collsuspina. Por suerte para mí se regatear o mejor dicho, llorar y caerle bien al personal. De 48 eurazos que me costaba en el inicio conseguí rebajarlo a 25€ que de todos modos fue el alojamiento más caro de todo el camino (exceptuando Cadaqués).
La segunda norma fundamental (podría ser perfectamente la primera) es nutrirse bien desde el principio hasta el final. No puedes quedarte sin agua ni sin comida o algo que te aporte un poco de calorías al cuerpo como una simple barrita energética (yo aconsejo estas galletas que vienen dos con chocolate en el centro como las «príncipe»). Esta vez me tocó sufrirlo el segundo día de viaje a falta de ocho kilómetros de Calaf. Mi idea era parar a comer a medida que fuese encontrando pueblos y así no ir cargado con comida pero cuando me entro el hambre ya era demasiado tarde. Los consejos de todos los que encontré fue que volviese a Rajadell pero mi testarudez hizo que continuase avanzando hasta conseguir mi primera «pájara» del viaje. Por suerte dicen que aprender es de sabios y a partir de ese momento fui un poco más. Así aprendí que mejor cargar con un poco de comida y pararte a comer cuando el cuerpo te lo pida que para héroes esta lleno el cementerio. Los resultados de esta «pájara» como se le llama en el largot ciclista a una bajada de azúcar para nosotros o hipoglucemia para entendidos… (al ser humano le encanta complicarse la vida) estos son los resultados físicos, en el viaje resulta que batí récords de lentitud, los últimos ocho kilómetros tardé dos horas en hacerlos y eso que el tramo no era muy complicado. Tuve que echarme en la sombra de un puente y después en la de un árbol varios minutos incluso dormir veinte minutos en la cuneta y ver cómo pasan los coches sin que nadie se pare a preguntar si estás bien… cuando me desperté de mi particular siesta del medio día empecé a buscar algo de alimento por el bosque (nota: siempre que necesites algo la naturaleza te lo da) y encontré unas zarzas con moras un poco verdes aún pero comestibles de todos modos ¡no dejé ni una!
La noche la pasé en casa de mi tío Juaquin en Cervera visitando familia una vez recuperado de todos mis males.
La tercera norma fundamental en un viaje de estas características es no abusar de tu fortaleza física hasta llegar al límite. Salí de Tarrega sobre las cinco de la tarde después de visitar a mi prima Jessica y como mis planes eran llegar a Lleida esa noche decidí tirar todo lo posible hasta llegar a casa de mis primos José y Sandra. Teniendo en cuenta que me estaban esperando no debería haber tirado tanto pero me encontraba en un momento físico y psíquico fuerte y decidí no desaprovecharlo. Según la ruta marcada tenía que hacer sesenta y cinco kilómetros (según google maps me salen cuarenta y ocho pero yo y no me preguntéis porque en el momento que plantee la ruta google y mi GPS del móvil me solicitaban pasar por unos pueblos perdidos hacía els Alamús que ahora no figuran ni como ruta alternativa) en definitiva, termine como siempre haciendo más kilómetros de los necesarios en dos horas y media, eso me da una media de veintiséis kilómetros hora teniendo en cuenta que iba con una rockrider con veinticinco kilos extra no está nada mal… (y sobretodo porque mi entrenamiento antes del viaje consistía en un par de salidas por la montaña y ya está) la verdad que al llegar en la periferia de Lleida tan rápido me subió los ánimos hasta las nubes, me sentía fuerte (sobre todo teniendo en cuenta el problemón del día anterior) confiado, ¡¡incluso me sentía atractivo!! Tan altos eran mis ánimos que entré en una gasolinera a comprarme una Coca-Cola, de la cual la dependienta (no penséis mal) se me puso hablar, teniendo en cuenta que en la calle estábamos todos pasando una ola de calor a casi cuarenta grados a las ocho de la tarde el hecho de estar hablando dentro de una corriente de aire fresquito por el aire acondicionado del establecimiento me confortaba de sobremanera así que le di cuerda a la conversación y aproveché esos minutos de gloria en relajarme pues ya solo me quedaba un par de kilómetros para llegar a mi destino. Al salir de la gasolinera intente avisar a mis primos por teléfono pero tenía el móvil sin batería en ese momento así que lo guarde y volví a subirme en la bicicleta, me sentía tan bien, tan feliz, joder mis planes eran perfectos teniendo en cuenta que los dos primeros días había sufrido por mi flojo estado físico ahora estaba rozando el cielo, comencé a pedalear y me tocó hacer un pequeño repecho de no más de diez metros, era la rampa para entrar a la gasolinera, decidí subirla con el plato grande porque me daba pereza cambiarlo y de repente… ¡CRACK! noto como mi rodilla derecha cruje, no sabía que pasaba, casi me caigo y del dolor me salieron un par de lágrimas, automáticamente me quedé sin fuerza en la pierna derecha y me toco continuar con la izquierda. Baje del plato grande al pequeño pues temía que la izquierda le pasara algo similar y busque una farmacia para ver como solucionaba el problema. Me aplique un poco de réflex en la rodilla pero solo sirvió para calmar un poco el dolor la fuerza aparentemente entro en huelga indefinida. Llegue a casa de mi primo y guardemos la bicicleta. En casa de mi prima me di una agradable ducha y volví aplicarme la crema esta vez en las dos piernas (nota: el réflex solo sirve en la zona afectada y como pre-calentamiento muscular antes del ejercicio) la verdad es que no volveré hacerlo, no solo conseguí una sensación de que mor en las piernas (incluso en la zona digna y eso que no aplique crema en dicha zona) sino que un aroma a menta me rodeaba por completo a mí y a todo los lugares por donde pasaba hasta el punto de hacer llorar los ojos, él bebe de mi prima lloraba cada vez que me acercaba, un momento cómico algo desagradable.
Al día siguiente después de descansar me sentía algo mejor pero notaba que no había recuperado del todo la pierna. Esta vez podía empujar el pedal pero me daba miedo volver a pasar lo de la tarde anterior así que salí de Lleida con mucha calma en dirección a Fraga. Por primera vez en mi viaje me metía en el camino oficial a Santiago al tener que desviarme por una senda en medio de las plantaciones de melocotoneros (por cierto muy ricos). Después de visitar a Judit hable con mi tío José para ver si se encontraba en su casa en Fonz y resulto que volvía a tener un destino a setenta kilómetros de distancia estando yo a las cinco de la tarde, le propuse de verlo al día siguiente pues no confiaba en mis fuerzas (me costó mucho hacer los veinticinco kilómetros de la mañana) pero él me convenció. Estábamos aún sobre los cuarenta grados y me tocaba pasar por una de las zonas más desérticas de España (menos mal que el desierto de los Monegros me quedaba a mano izquierda) esta vez el ritmo no era tan bueno ni de lejos y empezaba a oscurecer cuando llegué a Monzón. Llamé a mi tío para que me viniese a recoger a falta de diecisiete kilómetros para el final con la excusa de que se hacía de noche y no quería viajar a oscuras pero la verdad es que no podía ni con mi alma. Al día siguiente descanso y un poco de espeleología, sin duda fue un gran día.
El camino se muestra de diferente manera para cada peregrino y mis primeros cuatros días habían resultado ser muy duros. Jamás me plantee en abandonar pero tengo que reconocer que durante esos días temía no poder terminar el camino. El objetivo del sábado era llegar a Huesca y si podía un poco más lejos pues mejor pero volvía a estar fatigado y al llegar a Huesca al medio día decidí quedarme en el camping de la ciudad. La ciudad estaba de fiesta, iban vestidos algo similares a las fiestas de San Fermín pero con los pañuelos verdes sin duda una gran fiesta para pasarlo en compañía pero como iba solo pase de la fiesta y me fui al decathlon a comprarme un neumático trasero pues empezaba a estar considerablemente liso. Después de liarla un poco pues tanto la bicicleta como prácticamente todos los accesorios que llevo son de allí las alarmas empezaron a sonar y me toco desmontar y montar mi equipaje para nada. Fui al camping a descansar y recuperar fuerzas pues al día siguiente me quedaban otros setenta y pico kilómetros para llegar a Jaca.
El final de lo que yo considero la primera parte fue, en resumen, el primer momentazo del viaje. Probablemente no era lo que estaba pensando en ese momento pero ahora en frío me doy cuenta que por estas aventuras valen la pena los viajes. Mi primer objetivo era el asalto al monte de Monrepós. Todo nacional hasta llegar a Nueno. Allí, cojo la carretera antigua para llegar al túnel y me encuentro que está en obras, repleto de carteles con indicaciones estilo: «Peligro voladuras». Personalmente no me atrae la idea y decido seguir el cartel que pone «túnel cara norte», teniendo en cuenta que me dirijo al norte lo veo claro por donde tengo que ir y así cometí mi primer gran error del viaje. El camino se complicaba cada vez más con una cantidad de piedra suelta cada vez mayor por lo que complicaba la ascensión de sobremanera. Sufro la primera caída intentando subir una cuesta considerablemente empinada al tropezar con la rueda delantera con una de las miles de piedras. Por suerte no me hice daño aunque la pierna derecha me recordó durante un momento que mi rodilla continúa resentida. Continuo subiendo hasta conseguir hacer cima y es cuando entonces me empieza a perseguir un buitre. Volaba medianamente alto y haciendo círculos. Después de un rato circulando por la cima completamente solo y alejado de toda civilización llego en lo que en teoría es la cara norte del túnel. Solo había una torre eléctrica junto a una zona rodeada por una verja. Enseguida comprendí que la señal se refería al túnel que está en obras y no al que yo buscaba para llegar al Monrepós. Continuaba teniendo el buitre encima mío. Busco señal en el GPS del móvil y el cachondo dice que estoy en medio de la nada… distingo el norte gracias a la posición del sol y decido continuar por el sendero a pesar del desconocimiento que tenia de este. Desciendo por el camino tan difícil bajar como lo era subir, la bici no me hace caso con tanto peso en la rueda de atrás provocado por el equipaje, consigo esquivar un socavón enorme en medio del camino, ¡tan grande que cabría un coche entero! Había una arqueta de alcantarilla completamente descubierta, obviamente el agujero estaba provocado por el hombre… ¡podrían haber puesto una valla o una señal! Continuo hasta llegar a otro cruce, el buitre continua encima mío, al principio era divertido tenerlo pero ya empezaba a mandarlo a tomar por… cuando veo un pequeño pueblo debajo de la montaña, me dirijo a él, el camino se vuelve barranco e intento aflojar velocidad pero es imposible con tantas piedras sueltas y llego abajo con la rueda trasera bloqueada desde el principio. Al llegar me esperaba un cartel en el cual ponía: Bienvenido a Nueno…
Después de perder una hora y media en el parque del Guara le pregunto a un compi ciclista que pasaba en ese momento por casualidad y me indica que vuelva al inicio pero que no siga las señales. Con la ruta ya solucionada me toco subir mi primer puerto de montaña de importante, al llegar arriba te encuentras con una señal que te dice que estas a 1282m… Paro a comer y a descansar y vuelta a la rutina. Al llegar a Sabiñanigo pregunte por un camping para pasar ya la noche, pero me aconsejaban Benasque y para hacer más kilómetros en una dirección que no era mi ruta decidí terminar ese domingo en jaca y así comenzar al día siguiente con el camino oficial.
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