Tercera parte
¿Como es Santiago de Compostela? Para algunos es un lugar sagrado cargado de espiritualidad… yo solo veía tiendas de souvenirs por todas partes. Así, Cristina y yo decidimos pasar un día más en la ciudad y después continuar el camino hasta Finisterre. Lo primero fue buscar provisiones para pasar la noche y alojamiento gratuito. Las provisiones es fácil, vas a un súper y compras, lo del alojamiento gratuito fue otra historia… Fuimos a la oficina del peregrino para preguntar si era posible encontrar algo así en la ciudad y sorprendentemente nos dijeron que sí, que fuésemos en la iglesia de los franciscanos donde los sacerdotes tienen un humilde albergue donde poder alojarse. También nos informaron (por petición nuestra) que si no hubiese sitio para nosotros podríamos guardar las bicis en el patio del recinto de las oficinas de peregrinos pero que ellos cerraban a las nueve. Así pues decidimos probar suerte en el albergue y al llegar nos acogieron dos mujeres, una de ellas vestida de monja. Tenían sitio de sobras pero un pequeño inconveniente, a partir de las diez y media de la noche cerraban las puertas y nadie podía entrar ni salir del albergue. Estaba claro que siendo el primer día en Santiago y la primera noche nos apetecía más visitar la ciudad de noche que quedarnos adentro de ese convento y nos volvimos a la oficina del peregrino para guardar las bicicletas y el equipaje en el lugar mas seguro. Llegamos justo cuando estaban cerrando las puertas y gracias a la súper comprensión (y paciencia) de los trabajadores de allí nos dejaron meter las bicis. Cogimos solo lo necesario para pasar la noche y fuimos en busca de nuevas aventuras.
Dando vueltas empezó a llover, prácticamente estaba cayendo un diluvio y nos metimos en un bar a tomarnos una cerveza. Allí esperando que pasara el mal tiempo me llamaron por mi nombre, al girar encontré a dos chicas guapísimas, Celia y Lorraine. Ya las que había conocido antes a través de una broma que le formule a una de ellas ese mismo día en la catedral. Me sorprendió volvérmelas a encontrar y más que se acordasen de mi nombre pero así fue y si tal vez las conocí antes fue en ese momento cuando realmente las acepte como amigas. Se puede decir que al conocernos todos hablamos y tratamos a los demás con cierta cordialidad de manera que sin conocernos parece que seamos amigos pero que al darnos la vuelta ya no nos acordamos de ellos o ellas. Después están estas personas que sin saber el porqué sabes que te las volverás a encontrar y que al encontrarlos no te hace falta tener esa cordialidad porque sientes que ya tienes su amistad. Pasamos un buen rato hablando y cuando pareció que aflojaba la lluvia nos despedimos y nos fuimos del bar. Fue la noche más larga y emocionante (no era necesario mucho pues todas las noches de mi viaje hasta el momento las pase durmiendo) fuimos al pórtico del ayuntamiento que esta justo delante de la catedral para pasar la noche y nos encontramos con un grupo de hippies súper simpáticos y súper bebidos que venían a Santiago desde muchos lugares, algunos muy lejanos como Italia, a hacer el camino de Santiago y que en esos momentos estaban celebrando que lo habían conseguido. Nos sentamos con ellos y al poco rato vino la policía a despejar la zona porque no se podía estar allí. Nos despedimos y Cristina y yo empecemos a buscar un sitio donde poder dormir.
Amanecimos en el pórtico del museo del peregrino, buen consejo del hombre de la limpieza, después de diferentes y abstractas aventuras durante la noche. Visitamos la ciudad cuando le informan a Cristina que el sábado comienza a trabajar… Todos los planes de llegar si a Finisterre o Vigo se fueron a hacer puñeta. Pero lo importante es que fue por una buena causa! Así que partimos en busca de la forma mas barata para que ella pudiese llegar a Valladolid con su bicicleta sana y salva. Una vez encontrado el transporte volvemos al centro y decidimos pasar esa noche en el albergue de los Franciscanos. Al día siguiente desayunamos en la cafetería más cara de toda Santiago, 11 eurazos por un café, unos churros, un croissant y un batido de chocolate… para que no vayáis esta en la plaza de la catedral dejándola de espaldas debajo las escaleras a mano izquierda. Visitamos la catedral y el Códice Calixtino, primera guía turística del Camino.
AL medio día me despido de Cristina. En Dos días y medio dos despedidas muy sentidas, primero Andrés después Cristina… volvía a estar solo ante el camino y la verdad es que me había acostumbrado a viajar acompañando. Pero así es el Camino, como en la vida, no todos hacemos el mismo Camino. Algunas veces los caminos se unen para recorrer un largo camino juntos, otras veces los caminos se unen y se desunen al compás del destino y otras veces solo se cruzan en un breve espacio tiempo donde puede dejar huella y cambiarte o simplemente esfumarse como el humo que se va con el viento.
Montado en mi bicicleta, empiezo a pedalear fuera de la ciudad y me doy cuenta que el camino hacia Negreira mi siguiente destino antes de llegar al albergue de Olveiroa es realmente bonito. Belleza pragmática que agrándece un poco más tú alma. Un recorrido que vale realmente la pena visitar. Y también una de las anécdotas más graciosas. Acababa de pasar a dos muchachas que paseaban su perro cuando me dio un pequeño apretón. Sabia que si me paraba me pillaban así que tire todo lo que pude aguantar y a los cinco minutos pienso “bueno ya estarán muy lejos” busco un lugar donde poder hacer mis humanas necesidades. Una vez encontrado el sitio y en pleno proceso de producción utilizando una rama donde poner mi valioso papel veo que las dos muchachas y su simpático perro suben por el camino… esta claro que de espía no sirvo pues me vieron a la primera entonces, al ver la cara de las pobres muchachas no me quedo otra que decirles: Buen Camino! Pues no tuve otro remedio. Orgulloso de ser catalán he ir haciendo el “caganer” alrededor del mundo.
Llegado a Olveiroa y con la cara aun sonrojada encuentro el albergue y la siguiente sorpresa: vuelvo a encontrarme con mis francesas preferidas Lorraine y Celia. Gratamente sorprendido y alegre pasamos un buen rato de charlas y una vez llega la encargada del albergue me dice que no tiene sitio para mi pues una de las habitaciones para peregrinos estaba en desinfección (algo habitual aunque era la primera vez que me pasaba) pues los peregrinos muchas veces no llevamos la higiene al día y eso si por causas de la vida entra algún pobre enfermo puede llegar a afectar la zona. Se que suena mal pero esta es la vida que nos toca y por razones de seguridad me alegro que cierren la zona para desinfección por mas feo que suene esta palabra. Yo le digo que no pasa
nada que me deje acampar en algún lugar del terreno y me da permiso a coste de 2€ en las antiguas cuadras, ahora reformada y limpia. La cena la pase en una muy buena compañía internacional donde me di cuenta de lo importante que es tener más de un idioma o como mínimo el ingles. También me entere que al día siguiente pasaban los chicos de la vuelta ciclista a España por la zona terminando en el mirador de Ezaro y como no tenía prisa para llegar a ver el océano decidí visitar ese lugar.
Al día siguiente arranque como siempre de los últimos… hay costumbres que no se pierden. Así no me dio tiempo de despedirme de Lorraine y Celia. Partí pensando que las pillaría por el camino pero resulta que me desvíe un poco y no las vi. Camino a Ezaro veía como estaban preparando la carretera para cerrarla en el momento que pasase la Vuelta. Me tenia que dar prisa porque sabia que llegarían sobre al medio día y estaba a 25km de la menta. Una vez desviado del camino todo fue carretera y con muy poca cosa que contar si no fuera por las impresionantes vistas al océano. Ezaro también es un pueblo pesquero muy hermoso al que recomiendo visitar. Me tome una coca cola en la orilla del mar antes de emprender los 2km de subida con pendientes del 30%. Todo un reto si viajas con una bici que pesa 40kg! Al entrar ya estaban cortando la calle, al principio el agente no quería dejar pasar a nadie pero al final me dejo pasar, no se si por lastima o porque sabia lo que me esperaba y tenia ganas de divertirse un poco… Comencé el ascenso poco a poco, yo también sabía que era una de los puertos más duros de la vuelta y no quería castigarme al inicio de la montaña. Al principio pensaba que gracias a que es asfalto y no patinaban las ruedas como ocurre en el camino seria más fácil… hasta que me encontré con las pendientes de más de 20%!! Entonces desee que la rueda patinase un poco porque tenia tanta tracción atrás que la rueda de adelante se levantaba y empezaba a tener problemas para controlar la dirección de la bici. Vi como un cámara de TVE que estaba recogiendo su cámara volvía a montarla rápidamente y me grabo en un pequeño tramo del ascenso. No me pare porque quería hacerlo todo del tiron y temía que si me paraba no volvería a arrancar pero si lees esto querido cámara de TVE mándame plis el video! también la gente me animaba, teniendo en cuenta que iban a ver la Vuelta se entiende el gesto, pero verlos como se levantaban a aplaudirme eso es de admiración por mi parte. Gracias!
Al llegar arriba y después de hacerme la típica foto en meta necesite la ayuda de varios hombres para pasar la bicicleta y el equipaje por las vallas de protección. Comí he hice amigos con una Coya de Pontevedra y después de un merecido descanso vi como ganaba yo un móvil Alcatel de ultima generación súper chulo y la etapa Joaquín Rodríguez conocido como Purito quien me saludo por megafonía cuando le estaban dando los premios en el podio.
Después de la pequeña aventura y de esperar un poco a que la gente se movilizara empecé el descenso… llevaba un tiempo que me había acostumbrado a solo llevar el freno delantero pero con tanta pendiente y tantos kilos encima el descenso paso de ser complicado a peligroso. La bici cogio una velocidad de 10km/h con el freno a tope y el disco al rojo vivo viéndome obligado a adelantar a todo el personal que bajaba a pie, incluso a ciclistas descargados teniéndoles que chillar diciendo que se apartasen que no llevaba frenos. La gente obviamente no me creían… porque será? Pase noche en un camping en Sardiñeiro de Abajo a 7km de Finisterre sano y salvo.
Al día siguiente llegue temprano a Finisterre. Conocí a una pareja que viajaban en un viejo coche vendiendo collares fabricados por ellos. Fui A buscar alojamiento en el albergue pero no cogen a ciclistas hasta partir de las 6 de la tarde para atender primero a caminantes así que por casualidades de la vida una buena mujer en medio de la calle me dijo que me alquilaba la habitación por 10€ la noche. Fui a ver el Faro donde me volví a encontrar con la pareja que vendían collares y nos hizo una foto una muchacha que venia haciendo
el camino de santiago desde Israel… siete meses llevaba la pobre caminando! Historias impresionantes se pueden escuchar en estos lugares. Al volver me informe que te dan la Finisterrana diploma acreditativo donde explica tu prolongación del camino a Finisterre. Este te lo dan en la oficina de turismo al igual que todo, pues como he dicho en alguna que otra ocasión este camino se ha vuelto en una atracción turística y eso no deja de ser un negocio. Así que metido en la oficina de turismo conocí a Agustí, un buen hombre que estaba haciendo el Camino de Santiago en bici que preguntaba donde dormir y yo le aconseje que viniese al donde estaba alojado yo pues tenían sitio de sobra. Acto seguido fuimos a comprar comida para la noche y nos fuimos al faro a ver el anochecer. Conseguí unas fotos increíbles y descubrí que esa misma noche era una noche especial pues esa noche era blue moon (luna azul) que se produce pocas veces pues es la segunda luna llena en el mismo mes. Total, para mi cuaderno de bitácora puedo escribir que el 31 de agosto al llegar a la otra punta de España llegue en un día especial.
Al día siguiente nos despertamos tarde. Habíamos acordado el día anterior de ir juntos a Muxia así que le espere para partir. La verdad es que no tenia ni idea de por donde era el camino y el tampoco. así que al encontrar a Katalina, amiga de Agustí y a partir de ese momento amiga mía, tuvimos la suerte de que a ella le habían dicho por donde era, así pues fuimos los tres juntos a Muxia lugar donde dicen que las piedras curan y las marianas aparecen.
Personalmente prefiero como final del camino a Finisterre que Muxia. No por nada en concreto pero me impacto mas el faro, los acantilados. Tal vez fue porque hay momentos en los que te impresionan más y momentos en los que te impresionan menos. Tal vez fue
porque la historia de Katalina que venia con su bicicleta de paseo desde Alemania y que iba mas rápida que yo por los caminos de montaña eclipso la belleza del lugar. Tal vez fue por ese hombre que conocimos mientras comíamos en Muxia, que venia desde Bélgica haciendo el camino, que contando su historia sobre que le habían robado todo tipo de documentación y dinero pero que aun así continuo consiguiendo llegar hasta ahí hizo emocionar al hombre que teníamos en la mesa de al lado haciéndole llorar y dándole 20€ para ayudarle y yo que le di comida y ánimos pues acababa de llegar pero tenia que volver a santiago esa misma tarde por temas de papeleo por el robo… después de todo lo que nos contó lo volvimos a ver varias horas después al lado del mar descansando mientras Katalina y yo nos dábamos un baño entre las rocas. El hombre nos miro y yo le mire, no nos dijimos nada pues ahora sabia la verdad, que si no toda su historia parte de ella era mentira, solo para conseguir dar pena y así ganarse algo de comer y con un poco de suerte alguien vendrá llorando dándole dinero. Hay que vigilar con esta clase de buscavidas. Llegamos justo a tiempo al albergue después de ver el anochecer con música de Shakira a toda pastilla gracias a mi móvil que se bloqueo y no me dejo hacer nada hasta que se quedo sin batería. En el albergue conocimos a un hombre andaluz que se había echo el Camino cinco veces, esta ultima por la Vía de la Plata.
Katalina y yo fuimos a dormir en el albergue público que es más barato y Agustí en uno privado. Quedamos para cenar pero no pudimos ponernos en contacto y al día siguiente al partir nos fuimos sin él pues al parecer le dolía la espalda y prefería descansar un día más allí. Espero que este bien y haya tenido un buen regreso a su hogar.
En la vuelta empecé a notarme un poco mejor también, el día anterior note el ascenso al mirador de Ezaro así que me alegre por notar esa mejoría. Convencí a Katalina para ir a Cabo Touriñan pero después de un buen rato de camino Decidimos volver a Olveiroa pues ella tenia un poco de prisa. Pobre, si antes fui yo y mi decisión de desviarnos después fue mi bici la que decidió que llegaríamos un poco mas tarde, pues se me rompió otra vez el soporte del trasportín. Menos mal que siempre llevo herramientas para arreglar cosas, esta vez llevaba un trozo de alambre que recupere de unas obras en Monrepós Huesca, como veis hay que ser precavido! Llegamos a Olveiroa donde conocí a un amigo italiano de Katalina y me fui a descansar, esta vez en una cama.
Al día siguiente Katalina y yo partimos a Santiago. Tenia la esperanza de que aguantase el invento de los alambres pero antes de llegar a Negreira se volvieron a romper y decidí buscar un taller donde me lo repararan. Encontré uno solo para bicis recomendado por la buena gente de allí y al parecer no entre con buen pie pues tuvimos un pequeño “enfrentamiento” entre el mecánico y yo. Acto seguido y después de un rato la mujer del mostrador entro a arbitrar el conflicto resolviéndolo. Perdidas dos horas volvimos al camino con soportes nuevos. Llegamos a Santiago sin problemas.
Conseguí vender el móvil que me había tocado y con ese dinero me compre un freno trasero y pastillas para el delantero. Al día siguiente envíe el móvil por correo y me puse a reparar la bici. El trasero fue chupado, solo tenia que quitar la pinza y la maneta y remplazarla por la nueva. El problema fue cuando quise poner las pastillas nuevas al delantero. Resulta que después de 600km solo con el freno delantero, teniendo descensos como los del mirador de Ezaro habían hecho huella en los pistones de la pinza deformándolos e impidiéndome que pudiese poner las pastillas. Me toco volver a ir al taller donde había comprado el material que precisamente no estaba cerca del albergue donde Katalina y yo nos alojábamos y al llegar el hombre me dijo que no podría tenerlo hasta al día siguiente. Me toco volver a pata y sin bici al albergue. También conocí a Jaume el catalán que hacia de hospitalario en el albergue y a Nicola un italiano que se alojaba allí y me invito a espagueti, una chica tailandesa que venia también caminando desde Paris.
Al amanecer nos despedimos de todos y me despedí de Katalina. Una vez me dijeron que durante el camino, si te encuentras una persona durante un día se convierte como un amigo con un año de amistad, si son dos días pues dos años y así sucesivamente, pues bien, tal vez suene a exagerado pero si que es verdad que sentimientos así suceden durante el camino.
Vuelvo a estar solo, con la bicicleta en el taller y yo cargado con las maletas y el equipaje a 4km andando… y teniendo en cuenta mi elección de volver a casa por el camino del norte esta vez seguro que no me encuentro a nadie con quien compartir el camino. Pero como dice la canción: Caminante no hay camino, se hace camino al andar… y si este es mi camino yo solo con mis cosas, pero sin mi bicicleta con la que hacer camino. Diré entonces, este es el final de la tercera parte porque Caminante no hay camino, se hace el camino al andar…
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